Hacerte la pregunta: ¿estoy lista para divorciarme?, puede ser doloroso, pero puede ser peor vivir en un matriminio que te hace infeliz.
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Si te lo decimos es porque ya pasamos por ahí… El divorcio es algo difícil, pero tener un matrimonio tormentoso también lo es.
¿Estoy lista para divorciarme?
Si bien no es una decisión que deba tomarse a la ligera o de forma espontánea, es una decisión que no debe retrasarse, sino hacerse en el momento justo para no lastimarse de más.
Llegar a plantearse el divorcio implica ya haber pasado por muchos momentos dolorosos, a veces, sólo se necesita la gota que derrama el vaso para pasar de la decisión a la acción, pues no habrá marcha atrás.
Si tu mente y tu corazón están ubicados en lo siguiente, es momento de soltar esa relación.
1. Has hecho lo que está en tus manos para solucionar la relación.
Si ya no hay más que hacer, si en verdad sientes que la situación te rebasó, todo se desbordó y no puedes hacer más intentos.
2. Sientes que ya no hay relación.
Cuando analizas lo que hay entre ustedes, te das cuenta que ya no hay un matriminio que rescatar, lo que los detiene son las paredes de una casa, no hay un hogar, no hay respeto, no hay armonía, no hay intimidad…
3. Llegaste a tu límite y lo tienes claro.
La sensación que te ha acompañado en esta última etapa es una seña de que has dado todo y ya llegaste al límite, para ti, la única salida del laberinto es rendirte, aceptar que están vencida, lista para divorciarte,
4. No sabes qué vendrá y tampoco te importa, estás dispuesta al cambio.
De alguna manera, sabes que si te quedas todo empeorará, por lo que estás dispuesta al cambio, te intimida la incertidumbre de un futuro que no buscaste, pero sabes que es más desalentador continuar.
5. Los daños colaterales no son razón suficiente.
Si piensas en la familia, en los rumores, en la opinión de los demás, no encuentras motivos para no hacerlo.
6. Estás pensando en soluciones y opciones.
Tu mente ya no está enfocada en los problemas de «casada» o en las soluciones para salvar tu relación, ya estás enfocada en a dónde irías, a quién le pedirías apoyo, qué harías, cómo sería y lo que necesitarías.
7. La búsqueda de tu paz puede más que tu dolor.
El dolor es secundario, la frustración te ha mostrado la meta a la que debes llegar y esa es volver a ser tú, tener paz, tener el corazón tranquilo y recuperar tu sonrisa.
Para saber si estás lista para divorciarte, sólo necesitas ver los hechos y tomar la decisión sin pensar en el dolor, sino en tu paz.
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