Una relación amorosa puede terminar si permites que ciertos enemigos entren en ella y la arruinen por completo.
Y no, no nos referimos a los celos, exparejas o a sus familiares, sino a ciertas palabras que puedes usar en una discusión y que pueden herir al otro.
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Así como lo lees, hay enemigos que afectan su comunicación y que pueden parecer inofensivos, pero tienen el potencial de crear conflictos profundos e importantes en su vida en pareja.
Tal vez, los has mencionado sin querer o también los usas a tu favor para recalcarle a esa persona sus errores y defectos, y esto solo está provocando que su relación vaya en picada.
Por esto, es momento de que conozcas a estos enemigos y luches contra ellos para que no terminen con tu relación amorosa…
Los dos enemigos que tienes que evitar en tu relación
Los términos “nunca” y “siempre” crean grandes problemas en tu relación de pareja, tantos que podrían acabar con ella.
Ya que son muy generales y absolutos, por lo que pueden distorsionar la realidad. Es decir, estas palabras pueden generar malentendidos, enfocar la atención en lo negativo y crear conflictos en la relación de pareja.
Las palabras tienen poder y pueden fortalecer o debilitar la conexión emocional de la pareja.
Porque cuando decimos cosas como “nunca me escuchas”, “nunca me demuestras tu amor” o “siempre te equivocas” y «siempre olvidas las fechas importantes», estamos colocando a nuestra pareja dentro de una narrativa rígida y limitada.
Estas afirmaciones simplifican sus comportamientos y acciones, reduciéndolos a una única historia, que él es el malo, hace todo mal o no es una buena pareja, cuando nos da muchas cosas que no vemos y no apreciamos.
Por lo tanto, ignoramos las veces que pudo haber actuado de manera diferente o las circunstancias que pudieron haber influido en su comportamiento.
Incluso, podrías estar cometiendo el terrible error de ver sus errores, pero no ser capaces de ver los nuestros y al echarle la culpa de todos los problemas en la relación, creamos un conflicto más grave.
En donde no valoramos a nuestra pareja y menos la apreciamos, solo creemos que es el causante de todos nuestros dolores de cabeza.
¡Ojo con esto!
Los términos absolutos pueden hacer que una persona se sienta acusada o atacada. Esto puede provocar que la otra persona se ponga a la defensiva. En lugar de acercar a la pareja y resolver los conflictos, estas palabras pueden alejarla.
Al centrarnos en lo que nuestra pareja «siempre» hace mal o «nunca» hace bien, tendemos a enfocarnos en lo negativo.
Esto puede borrar todos los aspectos positivos de la relación y las acciones constructivas de nuestra pareja.
Para contrarrestar los efectos negativos de los “nuncas” y “siempres”, es esencial adoptar una comunicación más empática con tu pareja, por ejemplo, en lugar de decir “nunca me escuchas”, sería más efectivo expresar “me sentí ignorada cuando compartí mi día contigo esta tarde”.
Esta forma de comunicar no solo es más asertiva, sino que también deja espacio para la comprensión y el diálogo.
Evitar los términos absolutos y optar por una comunicación más específica puede ayudar a construir una relación más sana y satisfactoria.
Ambos deben combatir estos enemigos
Si ya te diste cuenta de que tú cometes este error muchas veces, es momento de modificar tu comportamiento y palabras, pero también de pedir lo mismo.
Es decir, si tú estás dispuesta a cambiar y mejorar, tu pareja debe hacer lo mismo por ti. Porque si él está echándote en cara a estos enemigos o teniendo un comportamiento tóxico contigo, debes saber que ahí no es.
Y que mereces estar con una persona que te ame, valore, priorice y cuide de ti, y no que te vea como una opción o alguien a la que puede responsabilizar de todos sus errores.
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