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#Dilemáticas: ¡Soy talla grande y me visto como quiero!

#Dilemáticas

#Dilemáticas

Llevo más de la mitad de mi vida (tengo más de 30) siendo talla Grande, Large, L, e incluso extra grande, EG, o XL.

Soy de complexión robusta, cuando me siento se me hacen mis «llantitas», de niña fui a clases de natación y ya estaba consciente de que mi cuerpo no era igual al resto de las otras niñas, ellas lucían delicadas a mi lado o al menos así me sentía, sí, desde la primaria.

Yo no tenía problemas con mi peso, me gustaba cómo se me veían las piernas con mi falda de la secundaria y no me faltaban pretendientes.

En la prepa hice deporte aunque nunca me ha sido fácil tocar los dedos de mis pies sin doblar las rodillas, pero fue justo en esta etapa en la que comencé a sentirme insegura por mi complexión.

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Tenía más bubi que el promedio de las chicas, pero también cuando oía los kilos que marcaba la báscula, dentro de mí decía: «Eso es lo que pesa un hombre». Eso me aterrorizaba.

A pesar de ser alta y de mis proporciones, empecé a sentirme mal por mi peso.

Me comparaban con mi hermana, ella, delgada, con cinturita y generosa cadera, cuerpo de sirena, yo, simplemente yo.

Ni flaca ni obesa, sólo «un poco llenita».

Perooo…

Llegó el día en el que me di cuenta de que eso no importaba, me di cuenta que incluso mi hermana «la del cuerpazo» era criticada por sus dientes, que las chicas «delgadas del salón» sufrían por amor y que aún «estando como yo estaba» me ganaba uno que otro piropo de chicos que querían salir conmigo.

Me di cuenta de que mi mayor miedo no era engordar, era no amarme, era no aceptarme, era verme al espejo y odiarme.

Nunca he sido flaca, mis cachetes siempre han sido símbolo de mi persona, y en ese momento entendí que no necesitaba estar flaca, necesitaba estar sana y en paz conmigo.

De no ser por esa reflexión y aparición de amor propio, estoy segura que hubiera caído en algún trastorno alimenticio, anorexia, seguramente.

Así que, te digo lo mismo, entiende que la belleza surge de tu interior y se refleja en tu apariencia, que nunca le darás gusto a nadie pero sobre todo no viniste a este mundo a complacer a otros, sino a ti.

Siéntete orgullosa de pedir un pantalón, vestido, blusa, abrigo, calzones… talla grande porque eso es lo que eres y tu talla no te hace ni más ni menos, sólo es una medida.

Deja de compararte y si te dan ganas de cambiar, cambia, pero hazlo por ti, no por presión u obsesión.

No te sientas mal por pedir esos tacos o comerte otra rebanada de pizza, pero comprométete con tu salud, no sólo física, también emocional.

No te reproches, abrázate, procúrate y vístete como quieras, no importa que digan que alguna prenda no es para «tu tipo de cuerpo»

Agradecemos a Arwen que nos compartiera su historia.

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#Dilemáticas: «Porque las mujeres no tenemos problemas, tenemos dilemas».

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