Te quiero contar las diferencias entre mi peor relación y la mejor que he tenido, me pasó a mí y si mi experiencia te ayuda en algo, soy la más feliz de compartirte estas conclusiones, porque identificarte con lo que yo he vivido, puede ayudarte a ponerla palabras a lo que sientes y así, decidir para bien.
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Diferencias cruciales entre mi peor relación y la mejor que he tenido
Han pasado años desde que terminé mi peor relación y si bien, para muchos podría ser algo obvio, el amor no siempre es así.
Es complejo porque hay una lluvia de emociones, expectativas, buenas intenciones y esperanza, pero también, el amor necesita tocar el piso, explicarse sin palabras, pero comunicar lo que es indispensable.
Ah y debo hacer una aclaración, al igual que muchas de ustedes, estaba en mi peor relación pensando que sería la mejor, pero como en las películas y los buenos libros, una se da cuenta de eso en el final.
Espero que lo siguiente te ayude a ubicar tu relación amorosa actual y a definir con certeza (y sin miedo), lo que ya has vivido junto a otras personas.
En mi peor relación…
- Las discusiones se alargaban por días, no había diferencia que se quedara como comentario, todo terminaba en pleito.
- En una discusión, todo lo que pasaba era mi culpa, así que siempre era yo la que terminaba ofreciendo una disculpa.
- Me dejaba de hablar hasta que se le pasaba «el coraje».
- Tenía que esforzarme en grandes reconciliaciones.
- Le pedí que dejara de hacer algo, era una cosa pequeña, pero que realmente no me agradaba la sensación. Créanme, era algo irrelevante que él hacía al tomarme de la mano, pero nunca dejó de hacerlo.
- Le conté algunas cosas como secreto y me enteré que abrió la boca con las personas menos adecuadas. ¡Oh la decepción!
- Si por algún motivo discutíamos, él huía, me dejaba sola, no importaba si estábamos en el cine, en la calle o en su casa.
En mi mejor relación…
- No todos los desacuerdos terminan en discusión, algunos se quedan como intercambio de comentarios y nada cambia, a pesar de que no es una conversación cómoda.
- Incluso, no nos soltamos de la mano o nos seguimos diciendo «amor».
- Cuando discutimos, cada quien admite su responsabilidad.
- En mi mejor relación, mi pareja nunca se ha cerrado al diálogo, a pesar de que a veces le cuesta trabajo hablar de sus emociones, nunca le da la espalda al diálogo.
- No hay grandes reconciliaciones que yo tenga que orquestar… Si hay reconciliaciones no son tan «vistozas», simplemente ambos ponemos de nuestra parte para «recuperarnos».
- Mi pareja trabaja en sí mismo para estar en la relación, por lo que toma muy en cuenta lo que le expreso que no me parece o no me hace sentir bien.
Me ha dicho que si está en sus manos, lo procura y de lo contrario, intentará plantearme un acuerdo para no ir en contra de sí mismo.
- Es mi cómplice, no alguien que ocupe mis secretos a su conveniencia.
En las discusiones, mi pareja se queda hasta que podemos llegar a algo, si la solución aún no llega, se hace una pausa y se retoma al día siguiente, pero nadie corre.
¡Atención, esto es importante!
Ahora es fácil encontrarme con estas dos versiones, yo no fui la misma mujer en esas dos relaciones.
Gracias a mi peor relación es que pude ver qué era lo que yo estaba haciendo mal.
Además, no fue tan fácil en su momento identificar todas las «Red Flags».
En mi peor relación yo me enfocaba mucho en lo que sentía por mi pareja, no en como me sentía yo junto a esa persona, ¿ves la diferencia?
El aprendizaje se logra una vez que vivimos la lección, pero si mis palabras te hacen eco, no te calles, no te acostumbres a la incomodidad.
Estar en una «peor relación» puede ser la mejor manera de conocerte y creer en ti, pero sí, tendrás que ser valiente, afrontarlo y salir de ella.
Solo así llegará una relación sana y a tu medida.
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