Hay veces en las que sabemos que el final debe llegar, pero también hay veces que no queremos que llegue.
Tú y yo tuvimos un momento breve: no fue lo suficientemente largo para decirle historia, pero sí lo necesario para convertirse en un recuerdo.
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Tal vez fue mi culpa quererte demasiado de golpe, tal vez fue tu culpa por dejarme seguir… Al final lo que importa es que este recuerdo quedará en el pasado.
Ahora que no estamos juntos las palabras sobran pero hay tanto que todavía quiero decirte…
Quiero darte las gracias por ese breve momento «nuestro»: por ser esa persona que estuvo a mi lado cuando más lo necesité. Por ser esa persona que a pesar de NO quedarse me hizo creer de nuevo en el amor y las famosas mariposas en el estómago.
Por darme de nuevo la confianza para compartir mi cama, abrir mi vida y saber que está bien ser débil a veces.
Pero también debo darte las gracias por ser quien me rompió el corazón: lo rompiste y me enseñaste que no debemos aferrarnos a nada ni nadie.
Por recordarme que nada es para siempre aunque lo queramos y que los finales felices no existen en todos los cuentos de hadas. Gracias… Por ser esa persona en recordarme que el destino no es TODO en lo que debemos fijarnos, que el camino también cuenta.
Amor tal vez no estábamos destinados a estar juntos, pero estábamos destinados a cruzarnos, a enseñarnos y aprender del otro.
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Gracias por todo lo que te llevaste y también por todo lo que me dejas.