La etapa de salir con un patán te recomiendo saltártela, así que si ya lograste identificar que no te conviene, tómalo en serio.
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Cosas que te vas a ahorrar si dejas de salir con el patán
Toma nota y si vas a abrir tu corazón, compartir tu tiempo, energía y todo lo que ofreces en compañía, que sea con alguien que te valora.
1. Noches de discusiones o lágrimas.
Salir con un patán es pasar noches con llamadas sin contestar, mensajes sin responder y lágrimas que secar.
2. Decepción tras decepción.
Mentiras, inseguridades, dudas, angustias, desconfianzas… Una relación puede ser eso.
3. Pensar que todos son iguales.
Puede irte tan mal que creas eso de «todos son iguales». No es una ley, también está la opción de que tú seas la que elige el mismo patrón y por eso los veas igual.
4. Sobrepensar lo que no te cuadra.
Una relación así puede llevarte a sobrepensar lo que no te gusta.
5. Celos.
¿O crees que te van a dar tu lugar?
6. Sentirte incómoda.
Vas a sentirte incómoda constantemente. ¿Estás segura de que quieres eso?
7. Comprenderlo en todo sin que te comprenda a ti.
Con tu interés por la relación vas a tratar de hacer malabares para que se sostenga, pero, ¿a cambio de qué?
8. Defenderlo ante tus conocidos.
Cuando alguien hable de él, tendrás el valor de defenderlo, quizá porque en el fondo sepas que eso también dice algo de ti.
9. Invertir semanas, meses o años en una historia triste.
No es que sea una pérdida de tiempo, pero corres el riesgo de aferrarte a una relación que no prosperará.
Ok, admito algo…
En las relaciones más tormentosas es donde podemos conocer más de nosotras mismas y encontrar más aprendizaje.
Sin embargo, esta no es la única manera de ser conscientes, introspectivas y de actuar con seguridad, amor propio, además de confianza.
A veces, sólo somos capaces de darnos cuenta de la realidad, una vez que esta nos atropelló y golpeó. A veces, sólo podemos saber que salimos con un patán, una vez que nos rompe el corazón de la manera más cínica.
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