En ocasiones, tú puedes ser tu propia enemiga, al realizar hábitos que no destacan lo mejor de ti o al tener conductas que te limitan a obtener todo lo que deseas.
Por esto, es importante que seas congruente en todo momento y que alinees lo que dices con las acciones que llevas a cabo.
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Tal vez, creas que eres una mujer inteligente, madura y poderosa, pero tus acciones están dejando claro que eres todo lo contrario.
Si no quieres meterte el pie, es momento de cambiar tus conductas y enfocarlas en acciones que te permitan crecer y lograr tus objetivos:
5 conductas que te convierten en una mujer inmadura
1. Querer complacer a todos.
No es muy maduro de tu parte el querer quedar bien con todo el mundo, aferrarte a la perfección o buscar aprobación de los demás para darte cuenta de que eres valiosa e importante.
Si te aferras a estas conductas, solo dejas ver que no has aprendido de tus errores y te gusta formar parte de un círculo vicioso.
Enfocarte en cumplir las expectativas de otros, solo demuestra que eres inmadura e insegura.
2. Pensar después de actuar.
Es primordial que siempre pienses las cosas 2 veces antes de actuar y también que no te dejes llevar por el impulso.
Una cosa es que sigas a tu intuición y otra que te arriesgues cuando sabes claramente que vas a perder.
Actuar primero y después analizar que no fue la mejor decisión, no es aprender del error, sino aventarte de un avión sin paracaídas.
3. Culpar a otros de tus errores.
Una mujer inmadura siempre se delatará al querer culpar al mundo, la vida o al destino por las acciones que ella provocó.
Lo peor de todo no es que avienta la piedra y esconda la mano, sino que hablas más de la cuenta sin tener fundamentos o con la intención de que te den todo por lástima.
4. Esperar.
Creer que la vida te recompensará por algo que no has trabajado o que te dará todo en bandeja de plata, es una conducta inmadura y muy tonta.
Nada te caerá del cielo, si sigues esperando, lo único que obtendrás es una gran perdida de tiempo y de oportunidades.
Si tú no las buscas y no trabajas por ellas, jamás llegarán a ti.
5. No poner límites.
Esto va ligado con querer complacer a los demás, temer que otros impidan tus sueños o no te respeten.
Sin embargo, una persona que sobrepasa tus límites, que te manipula y te maneja a su conveniencia, no te respeta.
Prefiere que no pongas límites para que así se sigan aprovechando de ti. Es muy inmaduro de tu parte querer complacer a toda costa.
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