Es una verdad que puede doler y ser difícil de entender, como pareja, una cosa es que sean diferentes y otra es que sean incompatibles.
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Las relaciones de pareja son complejas porque representan la unión de dos personas que tienen diferentes historias, costumbres, hábitos, valores y lenguajes del amor (sólo por mencionar algunos factores).
Así que, cuando conocemos a alguien y decidimos entablar un vínculo amoroso, esa fusión de personalidades puede sumar o puede complicar todo.
Se necesita honestidad para aceptar que hay diferencias que unen y similitudes que acercan, así como hay diferencias que son irreconciliables y similitudes que aburren.
El amor, el verdadero amor, radica en conocer al otro sin esperar que cambie, aceptarlo por su esencia y valorar si es lo que realmente queremos para nosotros y para nuestra vida.
Por eso, es importante saber si esas diferencias que encontramos en el otro y que el otro encuentra en nosotros, son para unificar o para distanciar.
Porque… Una cosa es que sean diferentes y otra es que sean incompatibles
*Si se la pasan peleando porque las discusiones no llevan a nada nuevo
*No construyen un mundo entre los dos, sino que uno quiere que se haga a su manera
*Si cada uno maneja su lenguaje del amor y el otro espera algo más parecido al suyo
*Si la forma en la que solucionan los conflictos es desgastante o no es digno para uno de ustedes
*Si en cada decisión importante hay roces porque no se coincide en prioridades o valores
Son señales de que el problema no es que sean diferentes, realmente son dos personas incompatibles que se aman pero que no logran entenderse en la rutina.
¡Reflexionen!
Para hacer que sus diferencias no marchiten el amor.
1. Dialoguen.
2. Pongan en claro lo que no es negociable.
3. Teniendo límites claros, estén dispuestos a negociar.
4. Asuman sus diferencias de forma individual y analicen si los criterios que están aportando son propios y aún corresponden a su YO del presente, es decir, que no sean impuestas.
5. Acepten que si no son compatibles, lo mejor será evaluar si ambos desean seguir en la relación.
Así que si son incompatibles no es porque no te guste ver futbol o porque tú prefieras algo que a tu pareja no, sino porque lo que los define como personas, más allá de sus gustos, no crea armonía en la relación, al contrario la pone en riesgo.
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