advertisement advertisement
Buscar
  • Escribe al menos 3 letras para buscar.

El arte de dejar ir lo que no es para ti…

Tú eres tu propia fuerza

Toma nota...

En ocasiones la intensidad de nuestros deseos le gana a nuestra objetividad, anclamos nuestras esperanzas y esfuerzos en una relación que no está destinada a trascender.

Y ahí vamos, dando el 100, el mil, el todo por el todo, entregando el corazón y dando nuestra versión más pura y eficiente.

Te recomendamos

¿Ryan Reynolds o Ryan Gosling? Ya elegimos nuestro favorito (esto alegrará tu día)

7 señales de que estás encaprichada y no enamorada… ¡Admítelo!

«No me tientes, que si nos tentamos no nos podremos olvidar»

Pero, aún así, si las cosas no están a nuestro favor, no se llegará muy lejos.

¿Qué es lo que pasa?

La realidad es que no siempre podemos salirnos con la nuestra, seguramente ya lo sabes, ya te lo enseñó la vida, lo difícil es afrontarlo y resignarte, seguir adelante.

Entonces se convierte en un arte, dejar ir, se convierte en una especie de proceso magistral, en el que pasamos por diferentes etapas.

Advertisement

Empezamos con la negación, pensamos que es algo temporal, que todo mejorará porque merecemos algo distinto.

Después, el tiempo y la madurez hacen lo suyo, nos aterrizan los pies en la tierra del dolor y, si se presenta el sufrimiento, aceptamos que llegó lo que no queríamos que pasara.

Luego de la aceptación, hay una etapa de reacomodo y recuerdo, es decir, intentas hacer todo como si fuera nuevo y, en ese trecho, los recuerdos no paran, mientras más tratas de olvidar, más recuerdas…

Ya lo dijo Benedetti, «El olvido está lleno de memoria».

Esta etapa puede durar una semana, un mes, diez años, todo dependerá de las personas y su fortaleza.

A continuación sigue la recuperación, esos instantes en los que nos sentimos del otro lado, donde comenzamos a reír y a abrir los ojos a nuevas emociones.

Claro, en momentos llegan oleadas de soledad o recuerdos muy específicos, lo que nos pone a prueba una vez más.

Después de la recuperación está la tan esperada superación, el estado en el que ya somos nosotros nuevamente, nuestras energías y tiempo están enfocados en nuestra paz.

Y, aunque lo importante, aquello que nos marcó nunca se va, jamás se olvida, sí se deja atrás, el proceso se vive complejo, difícil, retador.

¿Cómo puede pasarse de la mejor manera?

Con amor… ¡amor propio! Con mucha paciencia y resiliencia, con mucha voluntad y si quieres, súmale helado, películas, amigos, fiestas, tequila/gin/vodka, lágrimas, soledad, noches de insomnio, hambre y mucha comida.

Brindis, náuseas, odio, rencor, perdones, dolor, agonía, fotos quemadas o borradas, suspiros, nuevos besos, cortes de cabello, viajes…

Súmale lo que quieras pero hazte una obra de arte, reinvéntate, vuelve a ser tú, imperfecta pero con armonía en tu ser y eso incluye tu pasado.

Ve lo encantadora que eres, aprende de tus errores y de tus aciertos, perdónate por dejarte de amar por amar a otro, perdónate por las veces que pediste perdón de más y por lo que pudiste hacer mejor pero no hiciste.

Ámate tanto que cuando decidas amar a alguien más otra vez, no aceptes menos de lo que te mereces.

Sonríele a la vida y a la adversidad, pues aunque te pudieras sentir perdida, estás por reencontrarte y eso es ya una bendición.

Cierra unas puertas y abre otras, compra flores o inciensos, pero llena tu ambiente de tus gustos, esos que hiciste a un lado irónicamente al compartir tu mundo con alguien más.

Recuerda tus errores para aprender de ellos, no para reprochártelos y suelta, suelta aquello que no te va bien, eso que no quiere estar a tu lado.

Deja ir lo que no irá contigo con lealtad, comprensión y amor, ¿cómo olvidar? ¡Vuelve a vivir! ¡Vuelve a creer! Hazte ese favor, hazte esa obra de arte.

Estamos en Facebook

Advertisement