Dejé de preocuparme por si mi pareja podría ser infiel, simplemente quise dejar de pensar «si me iba a engañar», «dónde estaba», «con quién…»
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Estos fueron los 4 motivos para no andar cuidando su cremallera.
1. Si me va a engañar, lo va a hacer sin que yo sepa.
A final de cuentas, no estamos las 24 horas del día, los 7 días de la semana al lado de nuestra pareja.
Si va a engañarme, lo hará a escondidas y (me imagino) no dejará rastro de ello o no será fácil que yo sepa, así que invertir tiempo, energía y pensamientos en ello es desgastante.
2. Si me engaña no lo quiero a mi lado, ¡siempre es mejor saber!
Si él decide bajar su cremallera para estar con alguien más, soy la primera que además de saberlo, quiere aceptarlo.
No quiero a mi lado a alguien que juega con mis sentimientos, una persona mentirosa e infiel no merece mi compañía.
Si me engaña, para mí no hay nada que pensar: «good bye», «sayonara», «au revoir», «ciao», «hasta la vista, baby».
3. Si quiere engañarme lo hará.
Una persona que está dispuesta a estar con alguien más aún teniéndome a su lado, no la dudará, en cuanto tenga la oportunidad.
Si su amor y compromiso no le alcanzan, tomará la decisión «en caliente».
Además, si le cuesta mucho no hacerlo, también es un indicador de que las cosas andan mal y el amor no es suficiente.
Si no tiene el amor que se necesita, caerá ante cualquier tentación y no está en mis manos evitarlo, está en su corazón.
4. Sin confianza no hay nada.
Entendí que debo confiar en mi pareja, no puedo ir por la vida desconfiando de quien está a mi lado.
No puedo predisponerme a que me traicionará, es como perder la guerra antes de empezar.
Si no confío en mi pareja, la relación nunca funcionará. Claro que hay riesgo pero no por eso hay fatalidad.
Esto me ayudó a estar más tranquila y a disfrutar más de la relación.