Si hay una forma de hacernos daño, eso es justamente lo que conseguimos cuando nos creamos expectativas.
Es decir, cuando esperamos que algo sea como lo imaginamos, responda o reaccione como lo pensamos, y en fin se amolde al plan que sólo nosotras y nuestra cabeza ha creado.
Eso nos pasa en todos los ámbitos de la vida: desde el amoroso, amistoso, familiar y hasta profesional.
Ahora bien, ¿cómo podemos renunciar a las expectativas para luego no sentirnos defraudadas o decepcionadas?
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1. Cree en ti.
La única persona que nunca te defraudará eres tu misma, así que encárgate de hacer lo que tienes que hacer para conseguir lo que deseas.
Entonces, muévete hacia donde tienes que ir y enfócate totalmente en aquello que te llevará a tus sueños.
2. Enfócate en la meta sin importar el cómo.
Está bien que tengas en claro un plan, pero sé consciente que lo más seguro es que surjan imprevistos y obstáculos que te desalienten.
Lo importante es que no renuncies a tu meta, si vale la pena; y que logres sortear con inteligencia esas dificultades.
3. Que algo no suceda como quieres No significa que no puedas conseguirlo.
Es muy probable que en varias ocasiones de la vida sientas que te esforzaste mucho y no lograste conseguir eso que te quitaba el sueño.
En ese instante recuerda esta frase:»Todo lo que pasa en mi vida es por una sabia razón y para mi completo bien».
4. Hazte cargo de lo que controlas, sin excusas.
Hay muchísimas cosas que sí puedes controlar y que además mantendrán tu estabilidad emocional y seguridad en ti misma a salvo. Hazlas sin excusas, y aprende a sentir que tienes el control absoluto de tu vida.
No olvides que aquellas personas que quieren lograr algo en la vida no se justifican con excusas tontas, sino que siempre hacen un esfuerzo extra.
Cuéntanos ¿Qué otras cosas haces para no tener falsas expectativas?
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