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4 lecciones que aprendí de la relación más importante de mi pasado

Ama a todos pero siempre elígete a ti

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Del amor, del error y del ayer, siempre se aprende, te cuento las 4 lecciones que aprendí de la relación más importante de mi pasado.

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No fue la relación más larga que he tenido pero sí fue la más importante, la que más me ha marcado, lo que más me ha dolido y la que más enseñanza me dejó.

Debo admitir que no fue fácil terminarla, todo empezó muy bien, hasta que cuando vivimos juntos y todo empezó a ir muy mal.

Pero, más allá de nuestra particular experiencia, quiero contarte lo que aprendí.

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1. A amarme más a mí que a nadie.

La persona que más he amado me enseñó que siempre debo amarme más a mí.

Que no debo amar a nadie más por arriba de lo que me amo yo.

Esta lección, en estas palabras, puede sonar obvia y como un sobrante, pero en la realidad, en la vida de pareja, hay una línea muy delgada entre lo que damos y lo que nos esforzamos en dar.

2. El amor no duele, lo que duele es el desamor.

El amor es aceptación, conocimiento, libertad, apoyo, comunicación… Eso, no duele.

Lo que duele es cuando no se sabe amar y empiezan los silencios, las mentiras, las dudas, las cosas que no cuadran, los celos enfermizos.

3. Lo contrario al amor no es el odio, es la indiferencia.

Dice Rosario Castellanos en su poema «Destino».

Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.

Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.

¡Ah! pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.

El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
– antes que lo devoren – ( cómplice, fascinado )
igual a su enemigo.

Damos la vida sólo a lo que odiamos.

El odio es estar, es invertir, es tener un sentimiento intenso pero fulminante.

En cambio, la indiferencia mata al amor, lo desfigura hasta eliminarlo.

4. Irte en el momento indicado hará la diferencia.

Dolerá, pero cuando la intuición lo dice las palabras están en nuestra boca pero el corazón y la mente deben de coincidir para hacerlo realidad.

Irte cuando sabes que es lo mejor, cuando ya diste todo, será lo mejor para ti.

Aprendí de la relación más importante de mi pasado que, debo seguir adelante, soltar, amarme y vivir mi presente sin estar cargando fantasmas…

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