El amor conlleva emoción, adrenalina, coqueteo y mucho misterio, pero eso jamás debe de confundirse con que es un juego.
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Si nos cruzamos con alguien que vea al amor como un juego y no como un sentimiento que nace en la honestidad, seguramente nos dolerá.
Nos enfrentaremos a un amargo momento de nuestra vida en el que tendremos que aceptar que otro quiso pasarse de listo.
Pero debemos estar tranquilas, porque el amor no es un juego, pero su lo fuera, quien miente es el que sale perdiendo.
No sólo expondrá sus debilidades, se quedará sin el amor que le entregamos…
¿Por qué decimos que expondrá sus debilidades?
Porque es un hecho que el que miente, el que engaña, el que omite o disfraza, manifiesta así sus inseguridades o su exceso de ego.
Entonces… ¿Para qué tener a nuestro lado a una persona así?
Salimos ganando cuando «perdemos» a un amor que no aporta y que sí roba energía.
Cuando te encuentres con alguien que juegue contigo, aléjate y si es necesario, deja que crea que sale ganando.
Tú, en tu interior, sabrás que quien perdió es esa persona.
Después con el tiempo y siendo TÚ lo que deseas atraer, llegará a ti una persona que sepa valorarte y no se deje llevar por mentiras.
Será alguien que vea en ti, una oportunidad de hacer que el juego, sólo se quede en el toqueteo previo a una buena noche de pasión.
Querrá sostener tu mano con honestidad y hacer de su relación un oasis.
Recuerda que, con el amor no se juega y quien miente es el que sale perdiendo, quien supo amar y amar bonito gana la libertad de volver a empezar y a escoger mejor…
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