Un llanto a la distancia interrumpe nuestro sueño para confirmar lo que nuestro pensamiento hizo a un lado por unas horas para medianamente descansar: es hora comer, sí, alguien tiene hambre y… ¡Noticias! ¡Nosotras somos las mamás!
Con toda le belleza y humanidad del mundo nos ponemos de pie, levantamos al bebé, caminamos al sillón y nos abrimos la pijama para darle pecho a la nueva alegría del hogar.
Comienza la acción después de repartirle uno que otro besito para calmar su llanto de hambre, lo meneamos un poco para que reconozca el ritual y acomodamos nuestro pezón en su tierna, pequeña e indefensa boquita, que al distinguir la fuente de leche transforma el lloriqueo en constante succión.
Y durante los siguientes minutos, depende de su hambre, sueño y leche, comienza una feria de ideas al respecto.
Estos son los pensamientos que todas las mamás tenemos cuando te despiertas a amamantar a media noche:
1. Aquí está tu teta
No sólo lo pensamos se lo decimos con sutileza y amor desmedido, lo repetiremos cuando al cambiarlo de bubi intente llorar otra vez.
2. Termina pronto para irnos a dormir
Por momentos tu pensamiento le da la bienvenida a la prisa, para que puedan regresar a cama satisfechos, felices y cansados, tú más cansada que la bebé o el bebé.
3. Te pareces a mí aunque digan lo contrario
Como tienes el tiempo suficiente comienzas a admirar su perfil, su naricita y pestañas, así que te convences una vez más en que se parece más a ti que a su papá aunque el 90% de la gente opine lo contrario.
4. ¿Faltará mucho para que duermas toda la noche?
Aunque te parece magnífico compartir ese momento entre mamá y bebé, te comienzas a cuestionar cuándo será el momento de dejar atrás los desvelos nocturnos porque el bebé requiera teta cada tres horas.
5. Quizá te estoy dando muy temprano la otra teta
¡Y comienzan las dudas! Claro, es súper normal pensar que algo estamos haciendo mal y cuestionamos si estamos ocupando los horarios ideales para dar pecho.
6. Eso dolió
Aunque ya estás acostumbrada, la desesperación que muestra el bebé para saciar su apetito, llega a hacerlo un poco brusco y tus pezones son presa fácil de su boquita.
7. No, sí, sí se parece a su padre
Y de repente le encuentras parecido nuevamente a su padre, deseando que cuando crezca se pueda parecer un poco a ti no sólo en el tipo sanguíneo.
8. Si se duerme rápido espero se tarde más en volver a despertar
Aunque a veces este pensamiento es muy inocente, sí llegamos a pensar que la siguiente vez puede ser diferente y podremos dormir más horas seguidas.
9. No me puedo quedar dormida
Se te cierran los ojos, estás encontrando la suficiente calidez entre el sillón y el cuerpo del bebé que la que comienza a quedarse dormida eres tú, pero sin hacerlo, sólo cierras los ojos y llevas tu mente a un lugar de paz y succión armónica.
10. No me vayas a espantar
Sobre todo cuando el bebé tose un poco por la prisa al comer, le pegas en la espaldita deseando que sólo se quede en un tosido común y agudizando tu instinto y oído para saber que será algo normal.
11. Despacio bebé que luego regresas la mitad y volvemos a empezar
(sin comentarios y con olor a lechita cortada en tu hombro).
12. A ver qué hay de nuevo en Facebook
Las publicaciones que no has visto son buena compañía y te mantienen despierta aunque no haya nada nuevo.
13. Es tiempo de un capítulo nuevo de «The walking dead»
Bueno, es que puede ser un buen momento para ponerte al día con tu serie favorita.
14. Te disfrutaré porque después esto no se repetirá
Es de los pensamientos más fortalecedores anímicamente, saber que lo que estás viviendo será único.
15. A qué sabrá
Por si aún no la has probado.
16. Esto es lo más hermoso y natural del mundo, ¿cómo puede haber gente que no lo vea así?
Recuerdas esas publicaciones de Facebook en las que graban a gente enojada por las mamás que amamantan en público y no entiendes por qué no tienen sentimientos.
17. ¿Por qué los hombres no pueden hacer esto?
La respuesta aparece al mismo tiempo que la pregunta.
18. Te amo
Y a pesar de todo y sobre todo, el amor sale de tus poros y se conecta con el pequeño corazón que rebosa sobre tu pecho, respirando, existiendo y haciéndote compañía, porque no estás sola.
¿Cuáles agregarías tú? ¿Cuáles son los pensamientos que cruzan por tu mente cuando te despiertas para amamantar a tu bebé?