Si últimamente tu hijo entró a su etapa de hacer berrinche por todo, es momento de guardar la calma y contar hasta un millón.
Bueno, no tanto así, pero sí debes mantener la calma, ser paciente y no ceder por más que te dé lástima o sientas que le debes algo.
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Porque si cedes ante su berrinche, sabrá que siempre se saldrá con la suya y que solo necesita gritar, llorar y patalear para ganar.
No debes entrar en pánico, menos gritarle o pegarle; por experiencia propia, sabemos que eso no es lo mejor.
Por esto, queremos brindarte nuestros tips más prácticos y comprobados para sobrellevar el berrinche de tu hijo y ayudarle a calmarse sin que la situación escale.
Tips para sobrellevar el berrinche de tu hijo
1. Mantén la calma (aunque te cueste).
Los niños “toman prestadas” nuestras emociones y, si tú te alteras, su emoción aumenta, pero si te mantienes tranquila, su sistema nervioso se regula más rápido.
Por esto, respira profundo antes de responderle y habla suave o lento, para que tu pequeño note que estás tranquila y que no está pasando nada malo.
2. Valida sus emociones.
No significa que apruebes su comportamiento, solo que reconoces cómo se siente. Por ejemplo, puedes decirle: “Veo que estás muy frustrado”, “entiendo que querías seguir jugando”, “sé que querías esto o aquello, pero no es posible comprarlo ahora”.
Esto le da seguridad y reduce la intensidad del berrinche.
3. Dale tiempo.
En pleno berrinche, el cerebro emocional del niño está dominando y, a veces, no es momento de razonar, solo necesitan descargar.
Por esto, quédate cerca, mantén un ambiente seguro y no intentes “convencerlo” en ese momento de que está equivocado o de que no le darás lo que quiere; solo deja que se desahogue.
4. Ofrece opciones simples.
Cuando esté un poco más calmado, dale opciones que solucionen el “problema”; esto le devuelve la sensación de control.
Por ejemplo: ¿Quieres agua o prefieres abrazar tu peluche? ¿Caminamos o te cargo? ¿Quieres seguir en el piso o quieres ir a tu cuarto?
5. Acorta las palabras.
En medio del berrinche, demasiadas explicaciones lo abruman. Por esto, usa frases cortas como: Estoy aquí contigo, hablamos después, ¿necesitas algo?, ¿estás bien?
6. Usa contacto físico si lo acepta.
Abrazos, un apretón suave o simplemente poner tu mano en su espalda pueden ayudarlo a regularse. Eso sí, no fuerces el contacto si el niño no lo quiere, porque todo podría empeorar.
Incluso, podrías preguntarle antes de que lo hagas para que así él se sienta más cómodo.
7. Anticípate a los detonantes.
Muchos berrinches se pueden prevenir si conoces las situaciones que los desencadenan. Es decir, los detonantes más comunes se dan por hambre, cansancio o transiciones rápidas (de jugar a irse, de casa a la escuela, etc.)
Por esto, dale avisos anticipados: “En cinco minutos guardamos los juguetes”, que tenga rutinas claras y snacks o descansos programados.
8. Hablen cuando ya esté calmado.
Después, en un momento tranquilo, expliquen juntos lo que pasó y cómo pueden manejar la emoción la próxima vez.
Por ejemplo: “Cuando te enojes, puedes decir ‘necesito ayuda’”, “puedes pedirme las cosas con tranquilidad, no hay necesidad de gritar”.
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