Ser una mujer intensa es ser emocionalmente honesta, apasionada, decidida y no es algo negativo como muchas veces se pinta.
De hecho, puede ser una forma poderosa de vivir con autenticidad y fuerza. Incluso, de no dejar que nada ni nadie te lastime.
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Ser intensa no se trata de fingir que nada te duele o que puedes con todo, sino de vivir plenamente sin enfocarte en lo que dirán.
Por esto, es momento de abrazar tu intensidad y no conformarte con ser “tibia”, porque si eliges esto, sufrirás muchos dolores de cabeza y se aprovecharán mucho de tu bondad.
Y si quieres que esto ya no pase en tu vida, debes poner límites y ver los beneficios de ser una mujer intensa y poderosa:
Razones por las que deberías ser una mujer intensa y no una tibia
1. La intensidad es autenticidad.
Las mujeres intensas no fingen sentir menos de lo que sienten. Dicen lo que piensan, muestran lo que sienten y viven desde la verdad, no desde el miedo a incomodar.
Mientras que una mujer tibia se calla para agradar, una intensa habla, aunque tiemble de miedo.
2. La intensidad atrae conexiones reales.
Cuando eres tú misma sin filtros, atraes a personas que están alineadas contigo de verdad, no a quienes solo quieren una versión “suave” o “fácil” de ti.
Porque a tu lado no se quedarán personas que te toleren, sino que te quieran tal y como eres.
3. Es tener carácter.
No eres volátil, eres apasionada, tampoco eres “demasiado”, simplemente no estás dispuesta a rebajarte para encajar en moldes pequeños.
La intensidad molesta a quienes no pueden sostener la verdad y a aquellos que quieren controlarte en todo momento.
4. Sientes con profundidad.
Amas fuerte, luchas por lo que quieres, te entregas de verdad. Eso no es una debilidad, es una forma de vivir más plenamente, aunque a veces duela.
Porque estás dando mucho, porque eso mismo eres.
5. La tibieza se confunde con conformismo.
Una mujer tibia no incómoda, no opina, no exige. Y eso muchas veces significa que termina recibiendo menos de lo que merece, por miedo a ser “demasiado”.
Pero cuando abrazas la intensidad, no te conformas con migajas ni tampoco estás dispuesta a vivir en la mediocridad.
6. Cambias tu entorno.
Cuestionas, despiertas, mueves cosas y mejoras todo. Puedes incomodar, pero generas un impacto real y bueno.
No pasas desapercibida, porque eres fuego, no ceniza.
7. Porque el mundo ya está lleno de máscaras.
Y tú no viniste a fingir que no sientes, que no quieres, que no sueñas. Viniste a vivir a tu manera, y eso requiere fuego, no tibieza.
No confundas intensidad con hacer un drama innecesario o con agresividad. La intensidad sana es energía emocional bien dirigida, con límites, con pasión y con claridad, siempre te abrirá las puertas.
Porque ser intensa no es un defecto, es una forma valiente de no esconder tu fuego.
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