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¿Por qué no tengo relaciones sanas?

¿Eres tú el problema?

O es tu entorno…

Si nunca has tenido relaciones sanas y siempre has tenido relaciones tóxicas, problemáticas o en donde no te sientes feliz, podría ser por algo que estás haciendo.

Y no estamos diciendo que tú tienes la culpa de todo, sino que la vida te ha puesto pruebas que no has podido superar y por eso sigues cayendo en los mismos errores de siempre.

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Las relaciones pueden ser complicadas, y muchas veces no tienen una única causa o razón detrás de por qué no son tan saludables como nos gustaría. 

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Sin embargo, hay varias razones que podrían estar influyendo en que no estés teniendo relaciones sanas. A continuación, te contamos todos los detalles:

¿Por qué no tengo relaciones sanas?

1. Patrones familiares o antecedentes.

A veces, si crecimos en un entorno donde no se modelaron relaciones saludables, puede ser difícil aprender a tenerlas por nuestra cuenta. 

Las dinámicas familiares y las experiencias pasadas a menudo influyen en cómo nos relacionamos con los demás.

2. Falta de comunicación. 

Las relaciones sanas dependen en gran medida de una buena comunicación. Por lo que, si no te sientes cómoda expresando tus necesidades, sentimientos o límites, puede ser difícil mantener una relación equilibrada.

El quedarte callada o evadir una situación, no te está ayudando a tener lo que mereces en una relación.

3. Miedo al compromiso o a la vulnerabilidad.

Algunas personas pueden tener miedo de abrirse por completo, por temor a ser lastimadas o a perder su independencia. Esto puede generar distancia o desconfianza en las relaciones.

Entendemos que la vulnerabilidad te asuste, pero esto es necesario para fortalecer los lazos con la pareja y así tener una relación más sana.

4. Bajos niveles de autoestima.

Cuando no te sientes bien contigo misma, puede ser difícil creer que mereces relaciones sanas y satisfactorias. Esto puede llevarte a conformarte con relaciones tóxicas o destructivas.

El amor propio y una buena autoestima son fundamentales para enseñarles a los demás cómo deben tratarte y amarte.

5. Eliges a las personas equivocadas.

A veces, sin darnos cuenta, elegimos a personas que no están listas para tener relaciones saludables, o incluso que tienen comportamientos disfuncionales. 

Las expectativas no siempre se alinean, y esto puede generar dinámicas insostenibles.

6. Conflictos sin resolver.

Las relaciones sanas requieren un esfuerzo constante para resolver los problemas de manera constructiva. 

Si los conflictos no se resuelven de manera adecuada, pueden acumularse y crear un entorno tóxico. Dejarlos para después solo provocarán que crezcan y que todo se vuelva más grave y caótico. Por esto, es esencial que haya una buena comunicación y confianza.

¡No todo está perdido!

Es importante recordar que todas las relaciones tienen altibajos, y que la autocomprensión y el trabajo interno son pasos clave hacia el cambio. 

Si sientes que tus relaciones amorosas no son las mejores, puede ser muy útil buscar el apoyo de un terapeuta o consejero para explorar estos patrones y aprender a crear relaciones más saludables.

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