Si últimamente sientes que no puedes con todo y aun así sigues dando tu 100%, debes ver que te estás exigiendo demasiado.
Tanto, que tu salud física y emocional se está viendo afectada, así como tus relaciones personales.
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Porque estás tratando de hacer todo al mismo tiempo y no te das un respiro ni tampoco te permites descansar.
Crees que todo el tiempo debes ser productiva o que no puedes parar porque todo se vendrá abajo, pero te equivocas.
El miedo y las altas expectativas están provocando que te exijas demasiado, y esto no es nada bueno para ti.
Señales de que te estás exigiendo demasiado
1. Estrés constante.
Si siempre te sientes tensa, ansiosa o irritable, es posible que te estés presionando demasiado, ya que el cuerpo y la mente reaccionan al estrés crónico de esa manera.
Por lo que tienes dolores de cabeza o estómago, te tiembla el ojo, te sientes débil o no eres capaz de tomar decisiones.
2. Dificultad para relajarte.
Si tienes problemas para desconectarte o descansar, incluso cuando no tienes responsabilidades urgentes, es una señal de que tu mente está en constante “trabajo” y eso te está afectando.
Porque ves como algo malo el descansar y por esto lo evitas, lo que causa que siempre te sientas agotada y no tengas fuerzas para nada.
3. Falta de sueño.
Exigir demasiado de ti misma puede llevarte a sacrificar horas de descanso, lo cual puede causar insomnio, sueño interrumpido o simplemente no descansar lo suficiente.
Incluso, puede ser una situación que tú provoques, porque decides posponer el sueño por otras “prioridades”
4. Te aferras al perfeccionismo.
Si te encuentras buscando la perfección en todo lo que haces y te sientes frustrada cuando las cosas no salen exactamente como lo planeaste, es un indicio claro de que te estás exigiendo más allá de lo saludable.
Porque la perfección no existe y por esto, nunca lo vas a lograr. Debes ver que no se trata de tus aptitudes, sino de algo que es imposible de alcanzar.
5. No reconoces tus logros.
A pesar de tus esfuerzos, no puedes reconocer o celebrar tus avances, es una señal de que no estás dándote el crédito que mereces, lo cual puede ser un reflejo de una autoexigencia desmesurada.
Porque lo estás haciendo muy bien, pero no eres capaz de valorarte, ya que, siempre te estás exigiendo ser “mejor”, cuando en realidad ya lo eres.
6. Aislamiento social.
Si prefieres evitar a tus amigos, familiares o incluso actividades sociales para seguir trabajando o cumplir con tus responsabilidades, es un indicio de que tu vida está desequilibrada.
Puesto que crees que lo único que vale o cuenta es tu vida profesional, pero no te das cuenta de que tu vida personal y social también son piezas fundamentales que debes cuidar y procurar.
7. Frustración o resentimiento.
Si constantemente te sientes frustrada por no poder cumplir con tus expectativas o las de otros, podría ser una señal de que las demandas que te estás imponiendo son demasiado altas.
Necesitas ver que te estás exigiendo demasiado y que estás desgastándote por cosas que no valen la pena y que no te hacen feliz.
Reconocer estas señales es el primer paso para frenar ese ciclo y aprender a ser más amable contigo misma. Por esto, es momento de tomar una pausa y ser más amable contigo misma.
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