Estuve 4 años con mi ex, creí que era el amor de mi vida, pero me dejó y se casó con otra, y eso no fue lo que me dolió, sino que nunca quiso hacerlo conmigo.
Durante mucho tiempo sentí que me pediría matrimonio, pero eso nunca pasó. Esperé y fui paciente, pero nada funcionó.
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Un día le dije que el siguiente paso en mi vida era casarme, pero él me contestó con un rotundo “no creo en el matrimonio, no me caso, porque no quiero hacerlo”.
Escuché sus motivos y me hizo sentir que no era necesario, que él me quería y estaba conmigo, no necesitábamos casarnos para que nuestra relación funcionara.
Sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar, y después de un par de meses, terminamos…
Me dijo que no creía en el matrimonio, me terminó y a los 6 meses ya se estaba casando
Me dolió terminar, pero sabía que era lo mejor, nuestra relación se estaba apagando y yo con ella.
Seguí mi camino y él, el suyo, sin embargo, mi mundo colapsó el día que un amigo me dijo, “tu ex se caso”
Al inicio quise creer que se estaba confundiendo o me hablaba de alguien más, pero no fue así, el hombre que me juro que no creía en el matrimonio, terminó por casarse, con alguien más.
Su decisión me rompió el corazón y sentí que hizo todo mal en mi relación y por eso no me eligió, incluso empecé a justificar sus acciones.
Pero después lo entendí, no era conmigo y siempre lo supe. Es decir, él nunca me dio señales de que se quería casar, pero yo quise creer que sí.
Y cuando lo enfrente solo le quedó decirme palabras bonitas, para después alejarse de mí
Por qué no se caso conmigo, pero si con otra mujer
Se casó con alguien más, porque yo no era la mujer de su vida, pero tampoco me considero la que lo llevó a los brazos de la correcta.
Su matrimonio duró un año, por lo que al final tenía razón, no estaba hecho para el matrimonio.
Yo me ahorré la boda y la decepción de seguir con un hombre que no sabía lo que quería en la vida.
No era conmigo y tal vez, nunca fui la ideal, solo era alguien con quien compartía su tiempo, pero con la que nunca quiso compartir su vida.
Ahora se que eso no fue mi culpa, sino la de él, porque nunca fui claro, prefirió endulzarme el oído que enfrentar la realidad.
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