Por tercer año consecutivo se realizó el Paro Nacional “Un día sin mujeres”, que consistía en mostrarle a nuestro gobierno qué pasaría si todas desapareciéramos.
El 9 de marzo se realiza un paro para exigir justicia, libertad y seguridad, debido a la ola de feminicidios y violencia de género que existen en nuestro país.
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Un día sin mujeres no es un día de asueto, descanso o de flojera como muchas personas creen, es un día para reflexionar y crear conciencia.
El objetivo es que se sienta nuestra ausencia, que se note que la vida, el país y nuestro entorno cambia cuando una persona desaparece.
Este año, el equipo de HeyHeyHello decidió unirse al paro por completo, es decir, todas dejamos nuestras actividades y no publicamos nada.
Y hoy quiero contarte lo que reflexionpe durante este día:

Hoy pude volver, pero no sé si mañana sea así
Con este día sin mujeres entendí que hay muchas formas de ayudar, y que no hay una correcta, todas son válidas y cada quien hace lo que puede con lo que tiene.
En el 2020 realice el paro y tuve una sensación de miedo.
No quería desaparecer, me aterraba la idea de no volver a ver a mi mamá, de no cumplir mis metas o no vivir al máximo.
Sin embargo, este año ese miedo se transformó en ganas de ya no callar más.
Durante todo el día me sentí silenciada, creía que no podía moverme, hablar o hacer algo, porque estaría fallando al paro.
Recordé todo lo que vi durante el 8 de marzo en la marcha, y recordé un cartel:
“Calladitas no nos vemos más bonitas”.
Por alguna razón sentí que este 9 de marzo estaba haciendo eso en el paro, me estaba callando.
No para complacer a alguien o por obligación, sino para hacer notar mi ausencia.
Pero al final de cuentas algo no se sentía bien. Sentía que hacer el paro no me estaba beneficiando, porque aunque en mi trabajo se pudo notar, el mundo siguió su rumbo.
Una amiga que también haría el paro me llamó por la tarde porque ya no podía más, entendíamos la finalidad del paro y porqué lo estábamos haciendo, pero sentimos que no era suficiente.
Incluso nos dimos cuenta de que este día se está transformando en algo que no ayuda a nuestra lucha o que no es recibido de la forma correcta.
El 9M ya es visto como un día válido para desaparecer y “protestar”.
Sin embargo el 8M que es un día para conmemorar a las mujeres que han luchado por nuestros derechos, no se ve como tal.
No puedes faltar a tu trabajo, te felicitan, critican, ven a la marcha del Día Internacional de la Mujer como un acto de violencia o innecesario.
Pareciera que prefieren que callemos y no incomodemos a nadie.
¿El paro nos ayuda?
No sé si fue la pandemia, la cuarentena o la triste realidad de nuestro país, pero este año no me sentí parte de la lucha, sentí que no puse mi granito de arena o que mi ausencia no beneficiaba a nadie.
No digo que el paro esté mal o que nos perjudique, simplemente que ya no estoy dispuesta a callar. Ni el 8 ni el 9 de marzo y ningún día.
¡Calladita no me veo más bonita! Y tampoco estoy dispuesta a guardar silencio, porque callada no me veo ni cuento.
Ahora tengo claro que hoy pude volver, pero no sé si mañana sea así…
Por esto, es importante ya no hacernos chiquitas para no incomodar, ausentarnos para no ser vistas o dejarnos a un lado para satisfacer a los demás.
Necesitamos ser fuertes, valientes, reflexionar, ser empáticas y seguir alzando la voz por todas, por las que no pueden, por las que silenciaron y por las que ya no están.
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