Han pasado algunos meses desde que te fuiste o, mejor dicho, me abandonaste. No tuviste el suficiente valor para decirme que ya no me querías (o que nunca lo hiciste).
Me dejaste en una casa con miles de recuerdos, con historias que nunca tuvieron un final feliz y con un corazón roto.
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Durante mucho te odié y te desee lo peor, no podía creer que fuiste tan cruel para no valorarme. Te lo di todo y nunca fue suficiente para ti.
Nunca supe cuál fue mi error, no sé que fue lo que hice mal para merecer tan poco de ti.
Te creía, hasta cuando sabía que me mentías…
Pareciera que nuestra relación fue toda una mentira y a mi me gustaba vivirla, me encantaba que me dijeras que me amabas y me dieras un poco de cariño para que yo me sintiera feliz.
Me fascinaba vivir en esa mentira, creía que podía soportar que tú me dieras tan poco y yo lo compensará con mi amor.
A veces pienso, que me gustaría que siguieras aquí, que estuvieras a mi lado, pero ya no soporto las mentiras.
Sinceramente te perdono
Mi vida ha cambiado desde que te fuiste, ahora me siento más contenta conmigo y he dejado atrás los dramas. Sí, me costo mucha sanar las heridas que dejaste en mi corazón, pero poco a poco te he superado.
Ahora puedo decirte que ya no te quiero más y aunque nunca te atreviste a disculparte, te perdono. De verdad, ya no necesito más rencor en mi corazón, ahora deseo paz.
Por esto, te perdono por todo el daño que me hiciste, por no valorarme y no mostrarme tu afecto.
Espero que encuentres lo que yo no te di (o tal vez ya lo encontraste) y que seas muy feliz. Esta será la última vez que te recuerde, hoy doy por cerrado este horrible capítulo en mi vida.
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