Así como después de caerse lo importante es levantarse, lo realmente importante del amor no es amar mucho, es saber amar…
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Así que le digo a mi próximo amor, no quiero que me ames mucho quiero que sepas hacerme compañía..
Que tengas caricias sinceras aunque sean medidas, palabras de aliento sin que me endulces el oído.
No quiero una relación que se vuelva la parte focal de mi vida, quiero una relación que se adapte a mi estilo de vida, una persona que esté dispuesta a acompañarme en este viaje llamado vida.
No necesito a alguien que se desviva por mí
No quiero a alguien que se obsesione conmigo, quiero a alguien que viva en plenitud sus propios retos y se esfuerce por ellos.
Quiero a alguien que tenga la voluntad de amar pero no que esté aferrado al amor, porque si éste no se da, no hay porqué inventarlo.
Amar mucho es no es lo mismo que amar bien y a estas alturas de mi vida es lo único que quiero.
Cuando dos personas se unen en una relación se comienza desde cero, ambos deben aprender a amarse, ambos aprenden de su unión para hacer lo que mejor puedan juntos.
No complacencias ciegas
No se trata de que se haga siempre lo que uno quiera, se trata de hablar, ceder, negociar y acordar.
Yo no quiero que me amen mucho, quiero que aprendan a valorarme pero a su vez que me hagan ver mis defectos, no quiero me digan sí a todo, quiero que ante todo siempre esté un -Intentémoslo-.
El amor puede ser una sorpresa, pero la mayoría de las veces es el resultado de las ganas constantes de amar.
Así que no será fácil ni perfecto, pero será real, un amor que se haga notar, lleno de esfuerzos y de decisiones diarias, porque eso es un buen amor…