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El estudio que comprueba que si lo quieres lo tienes

¡Tienes el destino en tus manos y esto lo demuestra!

¡Tienes el destino en tus manos y esto lo demuestra!

Al igual que los músculos de nuestro cuerpo, el cerebro también podemos ejercitarlo para que funcione mejor.

O por lo menos para que deje de ser nuestro enemigo con pensamientos negativos.

Esto no es sólo una creencia de autoayuda, sino que la ciencia ya lo ha demostrado.

Un estudio de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, demostró que la estructura del cerebro se puede modificar con fuerza de voluntad.

Es decir, la actividad del lóbulo frontal izquierdo (responsable de producir las emociones positivas) puede ser superada por la actividad del lóbulo frontal derecho (responsable de las emociones negativas) o viceversa, dependiendo de cómo manejes tus emociones y qué tipo de vida lleves.

Así, el investigador Richard Davidson sostiene que para manejar nuestro cerebro debemos hacer esto:

1. Establecer una conexión específica

Cuando mantienes pensamientos positivos sobre ti misma durante bastante tiempo, tu mente lo va asimilando y llega un momento en que la memoria lo retiene y esa idea se conserva de manera automática.

Así, el cerebro registra esos pensamientos que se van proyectando en la realidad y te hacen convertirte en la persona que deseas ser.

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2. Consolida la imagen mental

Mientras más nos aferramos a un pensamiento negativo, más posible es que se manifieste en el futuro. Lo ideal es que crear una nueva realidad que nos proporcione mayor bienestar emocional, con ideas positivas que se mantengan en el tiempo.

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3. Que tus sentimientos sean controlados por tus pensamientos

Programa tu vida de manera que tus pensamientos sean los que dirijan tus sentimientos y tu cuerpo, y por lo tanto tu destino.

Por ejemplo, cuando te sientes insegura, comienzas a pensar de manera insegura y hasta tu cuerpo reacciona de manera insegura, manifestándose de distintas formas.

Entonces la única forma de romper con este círculo vicioso es tomando conciencia de que tus pensamientos dirigen tu cuerpo y tus sentimientos, es decir, que sólo tú tienes el control de todo.

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