¿Has escuchado hablar de la circunsición femenina o mutilación del clítoris? Esto se refiere al proceso en el que las mujeres que alcanzan la pubertad son mutiladas del clítoris, a veces de los labios menores que incluso a veces son cosidos para sólo dejar un espacio para hacer pipí y para la sangre menstrual.
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Esto suena a una barbaridad. A algo de la prehistoria que ya seguro sólo pasa en aldeas donde no ha llegado la luz. Pero no es cierto. La mutilación genital femenina (MGF o FMG por sus siglas en inglés) es una de las prácticas más comunes en las mujeres de África. Se estima que el 80% de las mujeres en Egipto pasan por esto y lo que es más increíble aún es que en casi todos los casos no son forzadas u obligadas por los hombres.
Porque claro, si piensas en tu realidad y la posibilidad de esto, seguro patearías, gritarías y harías todo en tu poder para evitarlo. Sin embargo, para las mujeres de África o para muchas mujeres musulmanas, este ritual es un símbolo de madurez, de valentía y lo que prueba que están listas para dejar de ser niñas y convertirse en mujeres.
¿Entonces si no las obligan, por qué quieren que lo dejen de hacer?
La primera razón es porque las condiciones en las que lo hacen son terribles y hay muchos casos de infecciones y enfermedades. La segunda, porque hay pruebas científicas de que este procedimiento puede causar infertilidad o problemas con el nacimiento. Y la tercera y más importante, porque es horrible privar a una mujer del placer sexual sólo por una tradición infundada que asume que somos criaturas salvajes que no podemos controlar nuestros cuerpos.
Sin embargo, para las mujeres que lo hacen, al contrario, pensar en tener un bebé sin estar mutilada es un horror.
A pesar de que muchas mujeres hoy están a favor de la prohibición, se sabe que muchas de sus hijas aún son mutiladas. Esto pasa porque la decisión de hacerlo no es de la madre sino de toda la familia e incluso de toda la comunidad. Muchos padres y miembros familiares hacen esto porque creen que es una forma de asegurar el bienestar de sus hijas (aunque no puedan estar más lejos de la realidad).
La presión social es grande y si es una tradición que se ha seguido siempre, las chicas quieren seguirla y probar su madurez y fortaleza.
En muchos países de África este procedimiento ya es ilegal y los centros de salud tienen prohibido llevar a cabo la MGF. Pero esto no ha logrado disminuir los casos. Las enfermeras usan sus periodos vacacionales para volver a sus aldeas y hacerlo a todas las chicas que se van a casar.
En muchos lugares, la mutilación es parte de la ceremonia de la boda. No hay anestesia, no hay pastillas para el dolor y las mujeres no pueden llorar o gritar. Todo es parte de la prueba de madurez. Es más, algunas hasta salen a la fiesta después de que se recuperan un rato.
La antropóloga Bettina Shell-Duncan cuenta que una forma efectiva para cambiar esto se da cuando las familias se mudan a otros países y se dan cuenta de que fuera del contexto de la aldea, la mutilación no tiene sentido. La mejor manera de ayudar a sus hijas es dándoles una educación y no cortándoles el clítoris. Pero esta claramente no es una solución general y si bien los gobiernos siguen tratando de erradicar esta práctica, las tradiciones son difíciles de cambiar y más si las personas no quieren escuchar nada nuevo.