Todas mis amigas son mamás y ya soy la única de nuestro grupito que aún no tiene hijos, por ahora, incluso, no tengo ni novio.
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Mamás que valen oro
No me siento mal al respecto, de hecho, soy de las personas que cree que si llegan bien y si no, también está bien.
Sin embargo, de unos años a la fecha, he visto cómo nuestras reuniones han ido transformándose.
Al principio, cuando la primera fue mamá, éramos 5 mujeres alrededor de un bebé, ahora, años después, somos 5 adultas rodeadas de niños.
Cada vez es más difícil coincidir para vernos y ponernos de acuerdo para salir es un triunfo.
Ya les importa más el tiempo de desplazarse, si tienen carro para llegar, si se traerán a los niños o no, si hay juegos para niños o no, si hace calor o no…
No las juzgo, al contrario, admiro lo que hace cada una de ellas, sólo me sorprende ver el paso de los años en nuestra amistad.
Las veo felices la mayor parte del tiempo, aunque llega un momento de la conversación en donde por más empatía que tenga, no puedo saber lo que es la angustia de no poder dormir porque en plena madrugada mi hijo tuvo fiebre.
Tampoco puedo saber la emoción de ver los primeros pasos de la personita que nació de mí.
Cuando nos juntamos y ellas comienzan a hablar de aspectos de su maternidad, me callo, las observo, comparten consejos pero, a su vez, están aprendiendo y enseñando, atestiguando lo que son.
La maternidad no es una etapa, porque me parece que no tiene fin, una vez que son madres, son madres para toda la vida.
Y se van haciendo las mejores madres, mujeres fuertes pero sensibles…
Hablan de escuelas, vacunas y hasta pezones adoloridos, guarderías, escuelas y clases en línea, cuando antes, todo era de relaciones fallidas, viajes o pleitos con sus padres…
Ser la única soltera me ayuda a ver sus procesos, su maternidad y cómo es que en cada personalidad se desarrolla el instinto maternal.
Así, mientras ellas van encontrando a diario el significado de ser mamá, también lidian con temas de pareja, de su casa, de su trabajo y, a veces, entre tantas responsabilidades no tienen tiempo de ver lo enormes que son, lo importantísimas que son.
Son mis amigas, son mamás, las amo y admiro.
¿También eres la amiga sin hijos? Compárteles esto texto para deciles cuánto las quieres y admiras lo que haces.
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