Recibir estimulación oral debe ser algo que disfrutemos al máximo, sobre todo si consideramos que es una práctica que nos puede llevar al clímax de forma más rápida.
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El problema es que en la realidad, diversos tabúes, complejos o inseguridades evitan que las mujeres podamos llegar a la cumbre del placer a pesar de tener a nuestra pareja besando una parte tan erótica de nosotras.
Para borrar este problema, primero, necesitamos identificarlo, así que te enlistamos las 10 razones más comunes por las que no se disfruta la estimulación oral.
1. Pensar que huele feo.
Si lejos de conectarte al placer, piensas que a tu pareja le puede desagradar el olor porque no tienes un segundo de haber salido de la ducha o por la misma ubicación de la zona, estás matando el momento de pasión.
Déjate llevar, si a tu pareja le llega a desagradar, seguramente se retirará de la zona, o si de plano tu pena y pudor te impide continuar, dile con tranquilidad que lo dejen para otro día, pero no rompas de golpe con el ambiente sensual del momento por algo que quizá para tu pareja no es inconveniente, seguramente sabe que una va-gi-na huele a va-gi-na.
2. Pensar que no «está bonita».
Saca de tu mente que tu zona íntima es oscura, muy rosada, roja, húmeda o velluda, no te compares con las de otras mujeres en películas par adultos.
3. Pensar que sabe feo.
¿Recuerdas el punto 1? Aplica lo mismo pero con respecto al sabor, mientras tengas una higiene adecuada, no debe de preocuparte nada.
4. La posición.
Algo que también puede cortar la inspiración del momento es que no te sientes cómoda con la posición en la que estás recibiendo la lengua de tu pareja, es cuestión de comunicación, cambia de posición hasta que encuentres una que te haga sentir dispuesta.
5. Te incomodan los vellos.
Si tu pareja no te dice nada al respecto de la depilación y lo hace con alegría, ¡aprovéchalo! Ahora, si eres de las mujeres que se retira el vello, entonces deja de pensar que eso también es un inconveniente.
6. Sexualidad reprimida.
«Es incorrecto», «es pecado», «es anormal», «es malo», «es dañino», «es enfermo»… ¡olvídalo!
7. No estás abierta a recibir placer.
Piénsalo bien, quizá eres tú misma la que se reprime y no sabe cómo dejarse llevar y ser la que reciba la satisfacción.
8. Es muy pronto para tener eso con la pareja.
Debes estar consciente de que la confianza y el tiempo no es lo mismo, quizá lleves muy poco con tu pareja pero te sientes tan cómoda que no hay problema, o llevas una relación de mucho tiempo pero aún te cuesta abrirte en este tema.
9. Que te de pena que te vean ahí abajo.
Es más normal de lo que te imaginas y por muy raro que te pueda parecer, a tu pareja puede parecerle súper excitante echar un vistazo.
10. La pareja lo hace con fuerza.
Es súper básico que seas honesta, quizá tú tienes toda la disposición pero a tu pareja le falta practicar su técnica, así que tienes que decírselo.
Si ya identificaste qué es lo que te impide concentrarte en el placer que estás recibiendo, es momento de eliminarlo. Si tu pareja no quiere hacer algo, ten por seguro que no lo hará, así que mientras eso no suceda y se entregue a tu placer… dedícate a sentir.
¡Desconéctate de todos los prejuicios!
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