Por mucho tiempo creí que tenía que exigirle a mi pareja cariño, tiempo y dinero. Que si al estar conmigo estaba obligado a darme todo lo que yo quisiera.
Así que aplicaba la de todo lo tuyo es mío, pero lo mío es mío. Solo deseaba que él me complaciera y que se esforzara en hacerme completamente feliz.
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Al principio mi pareja lo aceptaba, pues trataba de conquistarte y mantenerme contenta, creía que con el paso de los días se me iba a pasar esto y que yo sería más flexible, pero no fue así.
Cada día yo deseaba más de él, que solo estuviera conmigo y que no compartiera tanto tiempo con sus amigos y menos con su familia, pues yo no les agradaba del todo.
Un día, él me pidió tiempo, incluso me mencionó que se sentía asfixiado de tanto que le exigía y le reclamaba.
Al principio, pensé que esto solo era una excusa y que él me estaba siendo infiel, pero al reflexionarlo supe que no fue así.
Él pasaba todo el tiempo conmigo y no solo eso, yo revisaba su celular cada vez que podía, jamás encontré algo que pareciera sospechoso.
Estaba buscando respuestas en el lugar equivocado, el problema estaba en mí, yo era la que estaba mal al pedirle tanto cuando él ya me lo estaba dando.
Incluso exigir cuando yo no daba nada a él ni a la relación. Deje que nuestra vida en pareja se concentrará en lo que él hacia por mí y no en lo que hacíamos para tener una mejor vida amorosa.
Dejar de exigir tanto fue lo que hizo que mi relación funcionara
Después de darme cuenta de mi terrible error, hablé con mi pareja y admití que necesitaba hacer un cambio en mi forma de amar.
Que si ambos nos amábamos de la misma forma podríamos seguir juntos sin exigir ni reclamar nada. Pues si estábamos juntos daríamos lo mismo que queríamos recibir.
Ahora que llevamos meses juntos sin exigirnos nada porque nos lo damos con antelación, mi pareja me confesó que muchas veces quiso terminar la relación, que me amaba, pero que no le gustaba como lo trataba.
Él sabía que yo me había equivocado, pero también él lo hizo, pues no se comunicó conmigo en el momento correcto.
No solo se trataba de no exigir tanto también de tener una buena comunicación y de respetarnos todos los días.
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