Me juraste amor eterno, pero no pudiste cumplirlo, pensé que me amarías hasta el fin de nuestros días.
Que juntos lograríamos lo imposible, lamentablemente ni siquiera pudimos con el primer reto que se nos presentó.
Yo hice de todo para que este barco no se hundiera. Remaba contra viento, mar y marea y lo hacia con un solo remo, pues tú no ayudabas mucho.
Te recomendamos:
Una mujer libre, que se ama y respeta hace 7 cosas por su felicidad
Nunca pensé que un sapo me ayudaría a entender mi relación de pareja
No solo no me ayudabas, metías más agua para que este amor quedará en el fondo o que yo decidiera saltar para salvarme.
El problema es que no quería salvarme, deseaba salvarnos a los dos, a lo que construimos juntos y a la idea que tenía de este amor.
No me di cuenta de que ya no tenía salvación y que tú habías abandonado este barco hace mucho, el problema es que tus palabras aún resuenan en mi cabeza…
Dijiste que me amarías por siempre, pero el amor solo te duró unos meses…
A mis 30 pensé que había aprendido a amar de la forma correcta y que no sería timada por alguien que no sabe lo que quiere.
Sin embargo, aquí estoy, solo pasaron unos meses desde que me dijiste que era la mujer de tu vida y que seríamos sumamente felices.
Tenías todo lo que había buscado por mucho tiempo, tus palabras, tu apoyo, amor y cada acción me demostraban que realmente eras un hombre grandioso y que tus sentimientos eran reales.
Y lo fueron, pero solo por un corto tiempo, cuando comenzaron las diferencias tú decidiste crear un muro, ya no me hablabas de lo que sentías, y menos escuchabas lo que me pasaba.
Se trataba de que tú tuvieras la razón o todo se salía de control, así que decidí cambiar para que tú estuvieras bien.
Pensé que, al mantenerte feliz, yo también lo sería; obviamente no fue así. Un día me dijiste que había cambiado y que ya no era esa gran mujer de la que te habías enamorado.
¡Todo salió mal!
Me culpaste a mí por todo lo que estuvo mal en la relación, nunca te diste cuenta de que tú también eras gran culpable.
A pesar de todo, yo seguí ahí luchando por nosotros. Sabía que me amarías si me esforzaba más, y me di cuenta de que nuestro amor ya no existía el día que te fuiste sin decir adiós.
Ese día mi corazón se rompió y sintió que no podía seguir adelante, sin embargo, también despertó.
Recordó que dijiste que me amarías por siempre y que nunca cumpliste esa promesa, que no te esforzaste lo suficiente para ser felices juntos y dejaste todo en mis manos.
No luchaste por mí, ni por nuestro amor, solo buscaste culpables y hubiste como un cobarde.
Ahora sé que al haberte ido me hiciste un favor, no solo me liberaste de tu mal amor.
Me recordaste que soy una gran mujer y merezco a alguien que esté a mi altura y que sea capaz de quedarse, aunque todo esté perdido.
Síguenos en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.
