Una mujer inteligente y que pasa los 30 años no quiere comerse el mundo en un sólo bocado ni tampoco necesita una relación amorosa para ser feliz, por eso, cuando encuentra a un candidato para compartir su vida, busca más que «una buena persona» o «que tenga un trabajo estable».
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Y, claro, claro que queremos que tenga un trabajo estable, pero más que eso, queremos una persona estable en general, así, si llega a quedarse sin trabajo tendrá la madurez, disposición, actitud y mentalidad para afrontarlo, incluso vendiendo chicles. ¿O somos las únicas que lo vemos así?
Además de lo lógico y común que una mujer inteligente quiere, deseamos que nuestra pareja nos ofrezca:
1. Ser entendida.
Es decir, que sean personas empáticas y que no tengan problemas para poder entender que su pareja es otro universo y que se trata de aceptar, apoyar y comprenderla.
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2. Objetividad.
Esto se refiere a que tu pareja sea objetivo para ver la relación y su desempeño en ella, que sepa ver cuando tú das más porque te nace y actúe con ese incentivo.
En ocasiones, se equivocan al pensar que es «nuestra» responsabilidad realizar algunas cosas y pierden la objetividad de la relación con un 50-50.
El equilibrio de la relación depende de igual manera de las personas que la forman.
3. Comunicación.
Que fluya el diálogo para conciliar en las discusiones, para acordar nuevas formas de hacer las cosas y de reforzar el vínculo con expresiones de cariño.
La comunicación es más que mandar mensajes de texto, se trata de manifestar un interés genuino en el mundo de la otra persona.
Por otro lado, la comunicación no excluye al silencio, a veces es inteligente callar para escuchar y después hablar, pero la indiferencia no debe confundirse con el silencio prudente.
4. Pedir lo que se quiere.
Es decir, que nuestra pareja no espere que le leamos la mente, sino que sostenga su personalidad, gustos y hábitos desde su forma de pedirnos lo que necesita.
De la misma manera es algo que nosotras debemos ofrecer.
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