Un amor sincero puede encontrarse pocas veces en la vida, vivimos en un presente en el que es más fácil encontrar algo de una noche y no un compromiso en el que se quiera jugar el todo por el todo.
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Y con esto no estamos diciendo que lo casual sea «malo», de hecho, tiene su encanto.
Pero, cuando queremos algo «bien» como una relación estable o algo de exclusividad, el amor debe ser sincero para, al menos, prometer voluntad, interés y empatía.
Cuando el amor es sincero, cuando la persona con la que estamos compartiendo es genuina y clara con lo que comunica, causa en nuestra vida 3 cosas que vienen a sumar a la felicidad que ya estamos construyendo de manera individual.
Unsplash/Matteo Raw
Un amor sincero da:
1. Paz.
Es decir, sientes tranquilidad de estar con esa persona y lejos de esa persona.
2. Certidumbre.
El vínculo afectivo no te genera dudas o ansiedad. No te genera motivos para desconfiar.
3. Comodidad.
No nos referimos a esa comodidad conformista, sino que puedes ser tú al 100%.
Hasta ahorita todo muy bonito, ¿no crees?
Así debería ser, sin embargo, en muchas ocasiones solemos relacionarnos con personas que nos ofrecen un amor no correspondido, uno confuso o un amor con menos compromiso del que nosotras estamos dispuestas a dar.
En cambio, un amor sincero, no va a ser perfecto y seguramente habrá mucho que decir al respecto, habrá factores que los hagan algo diferente, pero la sinceridad, generalmente, facilita las cosas.
Sabes en qué terreno estás parada, sabes hasta dónde puedes y eres capaz de avanzar, tienes el panorama para tomar decisiones afortunadas y no solo nacidas en la resignación.
Si alguien te está ofreciendo un amor sincero, ¡qué bueno! ¿Tú estás haciendo lo mismo?
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