Hay relaciones de amor que nos hacen daño y que son necesarias terminar antes que nos destruyan.
Esas que sacan nuestro lado más negativo, nos causan sufrimiento y nos impiden alcanzar propósitos sanos para nuestra vida.
¿Te ha pasado? ¿sabes cómo identificarlas?
En Hey Hey Hello te aportamos 7 señales que son fundamentales para detectarlas:
¡Checa y acaba con ese amor enfermizo y que no mereces?
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1. Una relación donde no hay una comunicación adulta.
Cuando protagonizas un amor enfermizo (tóxico), uno o los dos miembros de la pareja no sólo no consiguen expresar sus emociones y sentimientos, sino que también no se hacen cargo de sus responsabilidades.
Al contrario, discuten, pelean, se ofenden, y tienen grandes dificultades para encontrar una solución equilibrada y justa.
2. Una relación en la que no hay un compromiso individual.
Es decir, los miembros de la pareja no se comprometen a mejorar sus fallas, defectos y equivocaciones de manera individual. No están dispuestos a poner de su parte, y de manera honesta, para mejorar la relación de pareja.
3. Una relación en la que no hay sexo placentero.
Cuando uno o los dos miembros de la pareja mantienen un contacto sexual que resulta incómodo, poco satisfactorio, aburrido, y como mecanismo para superar otros problemas de la relación.
4. Una relación en la que hay una idealización de la pareja.
Ocurre cuando no pueden ver los defectos y cualidades de la otra persona de una manera integrada. Esto te puede hacer más vulnerable a maltratos, descalificaciones y momentos de sufrimiento.
5. Una relación en la que uno de los miembros no es feliz.
Recuerda que es imposible construir una relación sana cuando uno de los miembros se siente insatisfecho o mal consigo mismo.
Por lo general, en estos casos, la conformación de una pareja se utiliza como una vía de escape.
6. Una relación en la que no hay proyectos.
Ocurre cuando la felicidad implica únicamente la felicidad y el placer del otro, y se dejan de lado las demás prioridades y deseos de vida.
7. Una relación en la que falta el amor y el placer.
Es decir, no hay gestos cariñosos verbales ni corporales que manifiesten aprecio ni admiración por el otro.
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