Mi vida cambió para bien cuando me di la oportunidad de «decidir diferente», sigue leyendo y quizá encuentres algo que te conecte para darle un sentido más genuino a tu vida.
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Creo que nunca lo hubiera pensado por mí misma sino hubiera estado en el sillón de mi psicóloga una vez a la semana por más de 2 años.
Ahí estaba yo con la interrogante en mi mente y en un pizarrón blanco en el que a veces, mi psicóloga me escribe o dibuja con el afán de liberar mis pensamientos.
¿Desde dónde estás decidiendo?
formaba el color azul del plumón.
Todo estaba en el aire, mi mente, las ideas, mis emociones… La atmósfera me señalaba que algo iba a pasar, una especie de explosión del Big Bang iba a ocurrir pero en mi interior.
Unsplash/Joanna Nix-Walkup
Me di cuenta que, por muchos años, las decisiones más importantes que yo había tomado en mi vida, estaban sostenidas desde el «deber ser», «como me educaron», «lo que está bien» y «por lo que la gente dirá».
Lo anterior concluye en decidir en «hacer lo correcto», pero…
¡Basta!
Para deconstruir esta idea se vale plantear 2 preguntas:
¿Qué es lo correcto? ¿Lo correcto para quién?
Tengo más de 30 años, ya no soy una adolescente, soy una mujer que trabaja, vive sola, se mantiene y ha ido superando las adversidades de la vida, así que ya no podía tardarme un segundo más en comenzar a decidir diferente…
Decidir por mí, en función lo que YO quiero, según MIS convicciones, según los valores que son compatibles para MÍ, desde el criterio que YO me he forjado a raíz de MI historia de vida.
Esto me hizo sacudirme prejuicios, creencias, miedos, opiniones ajenas, validación y todo lo que ya no tiene que ver conmigo HOY.
Entonces, ahora, cada que decido, decido en función a MI VIDA.
Sí, suena muy obvio pero estoy segura que así como me pasó a mí, puede pasarle a muchas personas pues esto aplica en cuanto a relaciones amorosas, retos personales, aspiraciones, ¡todo!
Tan sólo, ¿por qué vives dónde vives? ¿Por qué tienes una pareja? ¿Qué quieres hacer a su lado?
Quizá el truco está en preguntarte y responderte con honestidad, antes de tomar decisiones.
Si es lo que siempre has hecho, felicidades, pero si no es así, te invito a que te cuestiones «¿por qué haces lo que haces?».
Decidir debe ser un verbo de los más importantes de tu vida. Asúmelo con responsabilidad y autoconocimiento.
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