En la vida nos cruzamos con muchas personas de las cuales podemos aprender, se convierten en maestros de vida si es que nosotros nos permitimos aprender la lección.
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Todas las personas con las que te cruzas son maestros de vida
Así como en la escuela, con tus maestros aprendiste ciertas lecciones, la vida es la mejor escuela.
Seguramente tu mamá, abuelita, tío o vecino también te dejaron enseñanzas pero no necesariamente las tablas de multiplicar, las capitales del mundo o a las fracciones.
Sus lecciones fueron distintas, por ejemplo, saludar al del portón, fajarte la camisa o a manejar en un carro estandar o que si gritas a quien te está gritando de pronto se hará como una competencia de quién grita más fuerte.
Por supuesto, hay lecciones inconscientes de las que estaremos realmente aprendiendo cuando encontremos la experiencia que nos haga tenerlas de forma consciente.
Pero todas las personas que nos rodean nos enseñan de nosotros mismos y nos dan conocimiento para afrontar la vida.
Veámoslo así, tus exparejas te han hecho visible las palabras, los actos y las emociones que pueden darte paz y aquellos que te la alejan.
El vecino que todo el tiempo está enojado y que te desespera por su mal humor, puede estarte enseñando a manejar tu paciencia y a que cuando llegues a tu edad, evites llevar esa amargura a tu entorno. De nada sirve que sólo te quejes sino tienes la capacidad de aprender de ello.
Esto nos lleva a otro punto…
Una lección universal, no tienes el poder ni el control de cambiar a los otros pero si tienes el poder y el control para actuar a raíz de lo que hacen o no hacen los demás.
Y, de eso se trata todo. Las personas con las que te cruzas son maestros de vida porque si estás perceptiva, verás lo que necesitas aterrizar para comprender y así mejorar como persona hasta tu versión más genuina.
Entonces, cada vez que te rompieron el corazón, cada vez que notaste algo admirable en una persona o cuando identificaste algo detestable en el otro, has podido encontrar una referencia para ti. Sin juzgar a los demás, puedes construirte a ti misma.
¡Agradécele a tus maestros de vida las lecciones que te han llevado a aprender de ti!
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