Si estás pensando si deberías renunciar para buscar un trabajo diferente, es muy probable que en verdad ya sea tiempo de cambiar de aires laborales.
El hecho de considerar salirte de donde estás trabajando ya es un indicador de que algo no anda bien.
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Sin embargo, renunciar no es cosa fácil, pues en ocasiones volver a conseguir empleo es más complicado.
Pero más allá del trabajo que te pueda costar conseguir otra oportunidad, te invitamos a reflexionar si sólo estás pasado por un mal momento en tu trabajo o si, en verdad, la única salida es renunciar.
1. Ya no te levantas en las mañanas con gusto.
Apagas el despertador hasta 7 veces antes de levantarte.
2. Todo lo que ves te molesta o incomoda.
Ya sea que el compañero de junto trajo para comer salmón o chilaquiles, el olor te provoca enojo.
3. Siempre te urgen los fines de semana.
Es lunes 10:30 am pero ya estás deseando que sea viernes.
4. Sólo estás pensando en irte de vacaciones.
Así que en tus redes sociales escribes muy seguido «me urgen vacaciones».
5. No te aflige quedarte en casa por enfermedad aunque te descuenten el día.
Hasta lo disfrutas aunque estés con un resfriado marca diablo.
6. Ya actualizaste tu curriculum en todas las páginas de empleos.
«Por si acaso», piensas.
7. Ya no ves futuro para ti.
Cuando reflexionas acerca de lo que seguirá para ti, ya no ves alternativas de desarrollo laboral ni puestos a los que escales.
8. Sólo esperas que el reloj marque tu hora de salida.
Para salir corriendo y regresar a casa a relajarte.
9. Ha bajado tu productividad.
Ya sea por falta de motivación o compromiso.
10. Tienes ganas de nuevos retos profesionales.
Sientes que es un buen momento para intentar cosas nuevas.
11. Sientes que no estás aprendiendo algo nuevo.
Pues ya no estás actualizándote ni desarrollando nuevos talentos.
12. No te sientes plena.
Ya no tienes esa sensación de alegría y satisfacción que te llegó a dar tu trabajo.
Entendemos que no sea fácil salirte de un trabajo pero recuerda que la vida es muy corta y debemos de emprender retos, además de procurar hacer cosas que nos hagan dan lo mejor de nosotros mismos.
Por eso, cada que entramos a un nuevo trabajo es recomendable ir ahorrando, mínimo el 10 por ciento para que si en algún momento debemos salirnos contemos con un fondo que nos ayude a sobrevivir por un tiempo.
Además podría ser un monto de inversión por si queremos emprender nuestro propio negocio.
Este ahorro puede ser independiente al que haces normalmente, puede costarte trabajo pero valdrá la pena.
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