Ser una mujer libre tiene un costo, muchos se enamoran de nosotros por la forma en la que volamos a nuestro paso y, también muchos, nos dejan volar solas porque se dan cuenta que no les conviene volar junto a nosotras.
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Las mujeres libres son las que más aman y a las que más les rompen el corazón…
Si formas parte de las mujeres libres sabes de lo que hablamos, incluso, Chavela Vargas, lo dijo así:
«Lo supe siempre. No hay nadie que aguante la libertad ajena; a nadie le gusta vivir con una persona libre. Si eres libre, ése es el precio que tienes que pagar: la soledad».
Y es que es cierto, se enamoran de nuestra libertad, de nuestro amor por la vida y nuestras ganas de vivirla, pero, siempre un pero…
Pero cuando notan que brillamos fuerte, que somos intensidad, que somos poder, que somos nuestras propias convicciones, se van.
Y deciden que es mejor estar con alguien que hable bajo, que exija poco, que no aspire a más…
La mujer libre es independiente pero saber entregarse y coprometerse.
Las mujeres libres sabemos amar sin dejar de amarnos y eso espanta a las personas cobardes.
Aquellos que quieren amores fáciles, como de intercambio, que esperan recibir para dar…
Personas que se confunden entre tener una pareja y tener una posesión, que dan al amor por hecho y no como una decisión diaria, de construcción, de voluntad.
Pero, algo de las cosas que podemos rescatar de esto es que, entonces, quien llegue y se quede, será para bien…
Será alguien que nos aprecie volar y en su propio vuelo, nos quiera acompañar. Quien llegue y se quede, no tendrá miedo a volar.
Así, cuando vemos que a quien amamos no quiere compartir con nosotros, nuestras alas nos permiten dejarlo y seguir adelante con el ritmo de nuestro amor propio.
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