Sobre las vitaminas hemos escuchado de todo, desde que se necesitan para suplir los nutrientes que no obtenemos con los alimentos, hasta que son las responsables de enfermedades como el cáncer.
Y ya nadie sabe si vale la pena tomarlas… O si tu dinero se está yendo por el escusado.
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Hasta el momento los hábitos no han cambiado, pero empieza a surgir la duda de si estamos apostando por un método correcto para cuidar nuestro cuerpo.
Para ayudarte a decidir investigamos cuáles son las que sí conviene tomar, las que se van directo a donde las necesitas y cumplen con su función de suplemento alimenticio, y cuáles mejor evitar.
¡Toma nota!
1. Multivitamínicos: Evítalos
El aporte vitamínico que contienen estos productos ya lo recibes de los alimentos que consumes. Así que si te alimentas bien, no deberías consumirlas. Además, estas son las vitaminas más satanizadas después de que un estudio en 2011 demostró que el consumo excesivo de multivitamínicos podría causar daño a tu salud y hacerte más vulnerable a las enfermedades.
2. Vitamina D: Consúmela
Esta vitamina ayuda a mantener los huesos fuertes y es difícil obtenerla de los alimentos. La vitamina D hace que el calcio que consumes se fije a tus huesos, pero muy pocos alimentos la tienen de manera natural como el aceite de hígado, algunos pescados y mariscos y algunos lácteos. La piel produce vitamina D al entrar en contacto con el sol, que es nuestra principal fuente de este nutriente. Sin embargo, esta sí es recomendable consumirla en suplemento, sobre todo si vives en lugares en los que no sale mucho el sol. Además, estudios recientes demostraron que las personas que tomaron suplementos de vitamina D, vivieron más tiempo de calidad que los que no lo hicieron.
3. Antioxidantes: Evítalos
Su consumo en exceso se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer. Es mejor tomar una taza de té verde al día y consumir frutos rojos o pescados azules. Además, considera que un estudio a gran escala entre fumadores reveló que el consumo excesivo de antioxidantes aumenta las probabilidades de contraer cáncer de pulmón. Lo mejor es consumirlos de manera natural.
4. Vitamina C: No es necesaria
Pero puedes consumirla, aunque no ayudará a tu resfriado y puedes obtener el mismo beneficio de los cítricos. Además, toma en cuenta que una dosis que supere los 2.000 miligramos puede aumentar el riesgo de cálculos renales dolorosos. Mejor cómete unas fresas que son ricas en vitamina C y olvídate de las pastillitas extras.
5. Vitamina B3: Evítala
Consume en su lugar atún, salmón y betabel. Un estudio publicado hace dos años reveló que las personas que tomaron este tipo de vitaminas por largos períodos eran más propensas a desarrollar infecciones, problemas hepáticos y hemorragias internas.
6. Probióticos: Evítalos
Además de que son caros, puedes obtener sus beneficios en un yogurt común y corriente (sin azúcar, de preferencia). La función de los probióticos es apoyar a las bacterias que florecen en nuestro intestino y que facilitan el funcionamiento de las actividades digestivas. Aún no se sabe cuáles podrían ser sus efectos negativos pero no se ha comprobado que el consumo adicional sea beneficioso para la salud.
7. Zinc: Consúmelo
A diferencia de la vitamina C, este mineral sí parece contrarrestar el resfriado común. Un estudio publicado en 2011 demostró que los pacientes con resfriado que consumieron zinc, se curaron mucho más rápido y presentaron síntomas menos graves. Este es un suplemento alimenticio que sí puede ayudar a tu organismo.
Y otro suplemento que sí deberíamos estar consumiendo las mujeres (y seguramente lo has leído hasta en la sopa) es el ácido fólico si estás en un periodo de tu vida en el que puedas embarazarte (aunque no lo estés buscando).
¿Cuál de estas vitaminas estás consumiendo tú?
