Todas queremos ser más sanas porque eso significaría ser más felices (menos dolores, menos estrés, menos kilos… todo felicidad), pero nuestro estilo de vida suele ser el mejor pretexto para no hacer todo lo que nos proponemos.
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Llegamos tarde a casa, pasamos horas sentadas, no tenemos tiempo de cocinar, y miles de obstáculos más que se acumulan día a día evitándonos adquirir esos hábitos que sabemos nos harían más felices.
Pero la cosa puede ser mucho más sencilla de lo que imaginamos… basta con deshacernos o cambiar algunos hábitos mentales que no necesariamente tienen que ver con ir al gimnasio o comer brócoli.
Empieza por seguir esta guía para dejar de priorizar las calorías por encima de los ingredientes.
Si eres de las que se va por un refresco bajo en calorías en lugar de comerte una manzana (que efectivamente tiene más calorías), estás poniendo tu equilibrio y tu salud en riesgo.
Existen bolsas de papitas que tienen 80 calorías y no por eso son mejor alimento que un sándwich de pan integral con jamón de pavo.
Elegir lo que comes basándote en los ingredientes que contiene es la mejor forma de garantizarle a tu cuerpo una alimentación libre de chatarra y llena de energía que sí vale la pena. Si los ingredientes están hechos naturalmente (es decir, sin mucha intervención humana) suelen ser la mejor opción.
Los químicos, el azúcar, los aceites, las grasas trans y demás elementos que contienen muchos de los alimentos bajos en calorías suelen ser más perjudiciales para nuestro cuerpo.
Antes de elegir algo que es bajo en calorías (por encima de una manzana), revisa su etiqueta y contesta las siguientes preguntas:
-¿Puedes pronunciar los ingredientes?
-¿Está libre de saborizantes o colorantes artificiales?
-¿Está libre de conservadores?
-¿Tiene azúcar añadida? ¿Cuánta?
-¿Tiene menos de 7 ingredientes? ¿Cuántos de estos provienen de la tierra de manera directa?
No necesitamos ser nutriólogas certificadas para saber que un alimento con más de 7 ingredientes, de los cuales más de 3 no provienen de la tierra, cuyos nombres no podemos pronunciar, con saborizantes o colorantes artificiales y azúcar añadida no es bueno para nuestro cuerpo, aunque tenga cero calorías.
Los productos bajos en calorías o sin calorías son una excelente opción cuando no puedes elegir NADA más del menú. Siempre es mejor tomar un refresco sin calorías que uno con kilos de azúcar, pero siempre será mejor un vaso de agua o una limonada hecha naturalmente.
Elige bien tus batallas, elige bien los momentos en los que debes confiar en las cosas sin calorías y el resto del tiempo procura priorizar los ingredientes naturales para construir hábitos más sanos.
