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13 cosas que YO hice para adelgazar y sí me funcionaron

No son los clásicos consejos de revista pero...

¡Me funcionaron!

Así pude adelgazar sin dejar de comer:

Primero debo decir que no quise adelgazar por no amarme, pero de un tiempo a la fecha me descuidé y quise ponerle fin a eso.

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Había caído en los hábitos que muchas mexicanas y mexicanos tienen por el estilo de vida.

Pasar mucho tiempo sentada en la computadora, tener poco tiempo para hacer ejercicio y sacrificar la calidad alimenticia por apremiar otras actividades.

Así que desde hace meses quise hacer algo por mi cuerpo y mi mente, bajar unos kilitos me caería bien así que dije: ¡hazlo, no esperes más!

En internet sobra información de lo que debes hacer, no debes comer e implementar en tu rutina para adelgazar pero traté de adoptar la esencia de los consejos y lo adapté en mi vida.

Además se lo comenté a mi médico y con su apoyo todo resultó seguro.

El problema que encontré es que mucho de lo que en internet se lee conlleva un cambio súbito, drástico, tajante.

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Así que decidí hacer cambios constantes, pequeños pero que no abandonaría.

Esto es lo que sí me funcionó:

1. Acepté mi complexión.

No quise adelgazar por aborrecer mi cuerpo, sólo para sentirme mejor y no por verme delgada como modelo de pasarela.

Mi complexión no es delgada pero supe que podía bajar un poco el peso que había ganado desde un par de años atrás.

2. Omití ciertos alimentos poco a poco.

Empecé con el refresco y jugos embotellados, después evité las tortillas y al día de hoy lucho por comer menos pan.

El truco aquí fue comenzar reduciendo porciones, es decir, si al día tomaba medio litro de refresco (lo de una botella) empecé por tomar la mitad y el resto de agua, así hasta que ganó el agua.

3. Activé mi cuerpo.

Le dije adiós a las escaleras eléctricas o elevadores, caminaba y mientras realizaba tareas del hogar trataba de moverme un poco con ritmo de ejercicio.

4. Observé mi cuerpo.

Noté los momentos en los que sentía hambre, cuáles eran las comidas que más me hacían sentir satisfecha y cuáles ,Me daban hambre casi enseguida.

Para evitar consumir comida extra escogía platos saludables con proteínas que me hacían sentir bien y sin hambre hasta mucho después.

5. Mejoré mi digestión.

Evité alimentos que me inflaman, después de los 27 ya sabes qué es lo que tu cuerpo ya no asimila tan bien, lácteos por ejemplo, mastiqué más lento cada bocado y cuando comía me tomaba mi tiempo.

6. Tomé el agua necesaria.

No me obsesioné con tomar 2 litros de agua diario, pues se debe contar el líquido que se consume en total: el té, el jugo, la sopa…

Sólo evité deshidratar mi cuerpo evitando sentir sed y tener los labios secos.

7. Equilibrio entre cantidades y alimentos.

Por ejemplo, si comía pastel no me comía la rebanada entera, lo que empezó siendo un gran sacrificio.

La idea es comer menos de los alimentos que deben evitarse hasta que ya no sean tan adictivos.

8. Reduje el consumo de azúcar.

Pasé de tomar el rico capuccino a americano sin azúcar.

Nunca he sido partidaria de los productos Light así que me fue más fácil evitar suplementos de azúcar.

9. Mejor humor para evitar comer por ansiedad.

Trabajé también la mente para no comer por ansiedad o tristeza, trato de mantenerme de buen ánimo y tener paciencia en lo complicado.

10. Hice más ejercicio.

Bajé una aplicación que me ayudó a regalarle a mi cuerpo unos minutos completamente dedicados a él.

Quería reafirmar las pompis descargué la app Entrenamiento de Glúteos y Piernas.

Lo que me ayudó a crearme el hábito del ejercicio que ya tenía abandonado.

11. Procuré mi sueño.

Comiendo un poco diferente y haciendo ejercicio decidí acostarme lo más temprano que fuera posible.

Mi cuerpo necesitaría recuperarse además eso me ayudó mucho al humor.

12. Empecé un jueves.

No apliqué la típica «Empiezo el lunes», dije: «¡Hoy!» y fue jueves, el mejor día para comenzar es cuando estás convencida de lo que quieres para ti.

13. Siempre desayuno.

Algo muy importante fue no saltarme el desayuno, pues así comenzaba con energía el día y sin hambre que me orillara a comer algo indebido.

Además así no veía factible la tentación diaria de la torta de tamal.

El cambio en mi cuerpo no fue de la noche a la mañana pero me funcionó pues además de tener mejor condición física, me siento mucho mejor.

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