Siempre le deseamos lo mejor a nuestras hijas. Deseamos su felicidad, que se realicen y que vivan las mejores experiencias, pero la realidad es que es en sus errores donde aprenderán más que en sus aciertos y quizá es ahí donde debemos enfatizar que, pase lo que pase, ellas siempre podrán salir adelante.
Por eso, queremos compartir contigo el siguiente mensaje, será el mejor regalo que puedas darle.
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Si tu hija es apenas una bebé, es una niña, se encuentra en la adolescencia o está en su vida adulta podrás ponerlo en práctica y quizá hasta darnos la razón.
No la críes como princesa esperando a que un príncipe llegue a rescatarla, solucionarle la vida y amarla a primera vista…
Ponle en perspectiva que siempre es mejor esforzarse por obtener lo que desea, que no hay mejor satisfacción que saber que ella misma provocó todo lo bueno que le pasa con base en esfuerzo, trabajo, dedicación y entrega.
Adviértele que son pocas las personas afortunadas que no besan sapo tras sapo hasta encontrar el «amor verdadero»; que le romperán el corazón quizá más de dos veces; que habrá decepciones, días malos y noches aún peores, pero que el tiempo pone las cosas en su sitio, sólo si ella lo permite y se desprende de los amores insanos.
Dile que en la época que le tocará vivir, deberá seguir luchando por sus derechos, porque no sólo podrá alzar la voz para hacer valer su opinión, quizá tendrá que hacerlo por alguien más desprotegido que ella.
No le enseñes a ser egoísta, sólo permítele ser su principal inspiración.
Coméntale que deberá esforzarse para cumplir sus sueños, que si no lo logra a la primera puede seguirlo intentando hasta conseguirlo y que también es válido y humano saber retirarse a tiempo y reconocer que a pesar de los intentos, no se consiguió. Dile que eso no la hará menos capaz, la hará más sabia, además, tendrá una nueva oportunidad para comenzar.
Enséñale lo importante que es ser ella misma, no hay compañía más indeseable que alguien que pretende ser auténtica y no lo es, ayúdala a identificar sus cualidades y flaquezas, a potenciar las primeras y trabajar en las segundas.
Explícale que la injusticia podrá manifestarse pero nunca será bueno formar parte de ella, al contrario, que la evite y saque la casta con quien lo amerita.
Coméntale que ella es la dueña de su cuerpo y que las decisiones que tome alrededor de él, deberán ser tomadas con amor propio y madurez, hazle entender que sí existen las mujeres bellas e inteligentes pero que ambas cosas necesitan cultivarse.
Dile que la mentira es más destructiva que una verdad dolorosa y que a veces no hay segundas oportunidades, que puede estudiar lo que desee aunque le digan que no lo logrará o que es sólo para hombres.
Que es muy cierto aquello de que si quieres conocer a alguien no veas cómo trata a sus iguales sino a los que están «por debajo».
Que entienda que la felicidad empieza con afrontar el día a día con la mejor actitud; que lo importante de tener es que se puede compartir y que las palabras «perdón», «buenos días» y «gracias» deben usarse en el momento indicado.
Enséñale a apreciar la belleza de todas las cosas y de todas las personas, que pueda distinguir entre los amigos y las buenas compañías, la diferencia entre dar ayuda y ofrecerse a ayudar, que todo tiene su momento y su lugar.
No le enseñes a tu hija que su vida será un cuento de hadas. Enséñale a vivir su vida como la única que tiene, a cuidar su cuerpo como su templo, a ser agradecida por lo que tiene, a regalar sonrisas que nazcan del corazón y a bailar en cualquier ocasión.
