advertisement advertisement
Buscar
  • Escribe al menos 3 letras para buscar.

No hables con tu hija sobre su cuerpo, un texto de Maria Montessori

¿Tienes hijas?

¿Tienes hijas?

¿Tu hija te ha preguntado si está gorda? O ¿Se ha referido así de alguna otra niña?

Las niñas hoy en día están sometidas a un montón de estímulos que ponen lo físico y corporal como algo muy valorado.

Los mensajes que entregan los medios pueden generar en ellas una necesidad de perfección innecesaria.

El culto al cuerpo y a lo estético está por sobre cualquier otra cosa. Y es acá donde este texto de Maria Montessori cobra más fuerza que nunca.

Te recomendamos

5 tips para no empeorar un problema de pareja

7 frases que ellos aman escuchar (y que casi no le dices)

Estas líneas son un regalo hermoso para que compartamos con nuestras niñas.

Muchas veces podemos mencionar algo, de manera no intencional, que pueden generar afectarlas, sobre todo en la adolescencia que es una etapa llena de cambios físicos, emocionales y sociales.

Demonos el tiempo para detenernos y reflexionar sobre este increíble texto. Acá se los compartimos:

Advertisement

Maria Montessori “No hables con tu hija sobre su cuerpo”

“No hables con tu hija sobre su cuerpo, salvo para enseñarle cómo funciona. No hables con tu hija sobre su cuerpo. No le digas nada si ha perdido peso. No le digas nada si ha subido de peso. Si crees que el cuerpo de tu hija se ve genial, no lo digas. He aquí algunas cosas que puedes decirle en su lugar:

“¡Te ves muy saludable!”, es una muy buena opción. ¿O qué tal: “Te ves muy fuerte”? O: “Se nota que eres feliz: brillas”. Mejor aún: halaga algo en ella que no tenga nada que ver con su cuerpo.

Tampoco hagas comentarios sobre el cuerpo de otras mujeres. No. Ni uno solo; ni positivo ni negativo. Enséñale a ser amable con los otros, pero también a ser amable consigo misma.

No te atrevas a hablar sobre cuánto odias tu cuerpo frente a tu hija, o a hablar sobre tu nueva dieta. Mejor aún, no hagas dieta frente a tu hija. Compra comida saludable. Prepara comidas saludables.

Pero, no digas “por ahora no estoy comiendo carbohidratos”.

Tu hija no debe de pensar que los carbohidratos son malos, porque sentir vergüenza por lo que comes solo se traduce en sentir vergüenza de ti misma.

Anima a tu hija a correr porque eso la hace sentirse menos estresada. Anímala a subir montañas porque no hay ningún lugar mejor para explorar su espiritualidad que la cima del universo.

Anímala a surfear, a escalar paredes o a andar en bicicleta de montaña porque la atemoriza, y eso a veces es algo bueno.

Ayuda a tu hija a amar el fútbol, a remar o el hockey, porque los deportes hacen de ella una mejor líder y una mujer más segura de sí misma.

Explícale que no importa qué edad tenga, nunca dejará de necesitar saber jugar bien en equipo. Nunca le hagas jugar o practicar un deporte que no adore por completo.

Demuéstrale que las mujeres no necesitan de un hombre para mover muebles. Enséñale a cocinar. Herédale la receta de tu mamá de ese pastel de café de Navidad. Herédale tu amor por pasar tiempo al aire libre.

Quizá tú y tu hija tengan muslos gruesos o una caja torácica ancha. Es fácil odiar estas partes del cuerpo tan lejos de la talla cero. No lo hagas.

Dile a tu hija que, si quiere, con sus piernas puede correr un maratón, y que su tórax no es otra cosa que un buen estuche para cargar unos pulmones fuertes.

Puede gritar, puede cantar y puede levantar el mundo, si quiere.

Recuérdale a tu hija que lo mejor que puede hacer con su cuerpo es usarlo para mover su hermosa alma.”

¿Qué les parece este texto de Maria Montessori? Una invitación a reflexionar y a tomar consciencia sobre este tema.

Visto en Mujer y Punto

¡Estamos en Facebook!

Te recomendamos

Esto es lo único que necesitas para tener un orgasmo inolvidable

5 cosas que debes saber antes del parto (y nadie te dirá)

Advertisement