Somos una generación muy peculiar, estamos comprometidos con el medio ambiente, las mascotas, el trabajo, los viajes, la sustentabilidad, lo Hecho en México y la felicidad.
Estos son los ingredientes que mejorarán el aspecto de tu perro
Estamos representando valores pero no los mismos que la generación de nuestros padres o abuelos, pues en cuestiones de pareja, también somos todo un caso.
Somos jóvenes (treintonas) que no hemos querido, podido o pensado, dejar la casa de nuestros padres, sea por el motivo que sea, por supuesto, también hay varias mujeres que se han independizado y por una u otra cosa, regresan a casa de sus padres y hay quienes se salieron y no conciben la idea de regresar a su cuarto de niñez.
Si estás en los primeros 2 grupos y convives en casa con tus padres, seguro podrás identificarte con lo siguiente:
1. ¿Pedir permiso?
¿Pedir permiso para salir de fiesta? No, pues la última vez no lo hiciste, pero resulta que a la mañana siguiente tus padres te dicen que: «les hubieras avisado» o te llaman para saber si apagan la luz del patio.
2. Tus cosas son cosas de todos.
Digamos que tu computadora, el cargador de tu cel y tu cereal de dieta, son de dominio público.
3. El perro es de todos, excepto al…
Lavarle su espacio, sacarlo a pasear y pagar sus gastos.
4. Cuando te puedes despertar tarde, te despiertan y cuando no suena tu alarma te dejan dormir.
Es una de las leyes no escritas de la vida, pero cuando puedes despertar tarde para ir a trabajar, te van a despertar «para que no se te haga tarde», pero cuando sí se te duerme el gallo, te dejan dormir.
5. Que tu pareja se quede a dormir no es lo más cómodo.
Sin comentarios…
6. Tus amigos te dicen: «¿Todavía pides permiso?»
Tú respondes: «No, sólo tengo que avisar», (y pedir permiso).
7. En redes sociales el panorama es distinto.
Tus contactos estrenan depa, o roomies a cada rato, y tú estás preocupándote por cuál es el nuevo pueblo mágico que vas a visitar.
8. Estás buscando a dónde irte pero que se acomode a tu presupuesto.
Porque una renta está carísima, y prefieres invertir ese dinero en tu auto, total en casa llevas la fiesta en paz.
Sí, la vida es extraña, por momentos quieres irte y por momentos haces conciencia de que «por ahora» es lo mejor… hasta que regresan las ganas de irte a otro lugar, sin embargo disfrutas el aquí y el ahora.
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