Según un estudio publicado en Boldsky, los hombres eligen a sus parejas igual que eligen zapatos: primero se prueban los más bonitos de la tienda y sueñan con llevárselos puestos, pero terminan comprando los que les resultan más cómodos.
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Esta teoría no está nada descabellada. A lo largo de su vida, cada hombre saldrá con diferentes tipos de mujeres (igual que lo hacemos nosotras), pero al final terminará casándose con la que lo haga sentir cómodo, la que sea capaz de llenar sus expectativas y le dé estabilidad en una familia.
Y por eso las mujeres libres seguimos solteras.
Los hombres inseguros, los que necesitan sentirse superiores para ser felices, los que basan su hombría en una cuestión de poder, buscan mujeres que encajen en el rol femenino que la sociedad ha construido durante años y que nosotras, poco a poco, estamos empezando a cambiar.
Los “machos” se casan con mujeres “elegantes”, mujeres que sean el epítome de armonía y gracia, que no se salgan de la norma, que no se rían a carcajadas y que no sepan de sexo más allá de lo que ellos puedan enseñarles.
Estos hombres buscan una mujer que puedan presentarle a su mamá, y que en muchos casos se asemeje a ella (en valores, encanto y personalidad). Para ellos es importante que su mamá apruebe el comportamiento y el físico de su pareja, para que el resto de su vida sea fácil y sin contratiempos.
Buscan mujeres que se vistan según los cánones sociales, mujeres que no usen colores atrevidos ni escotes y que siempre lleven bra. Y las mujeres libres hemos entendido que la ropa debe ser un reflejo de tu personalidad.
Para este tipo de hombres el qué dirán es sumamente importante… Y las mujeres libres siempre damos de qué hablar, porque decimos lo que pensamos, hacemos lo que sentimos y vivimos como queremos. Y eso resulta incómodo para mucha gente.
Las mujeres libres no basamos nuestra esencia en la maternidad… y eso pone nerviosos a los hombres inseguros. Para las mujeres libres la maternidad es una decisión, no el objetivo de nuestras vidas.
Las mujeres libres no queremos cocinar la cena todos los días, ni planchar camisas; podemos hacerlo, claro… pero es un regalo, no una obligación.
Las mujeres libres nunca agachamos la cabeza, nunca nos quedamos calladas, nunca dejamos pasar una oportunidad y nunca nos cansamos de vivir.
Y amar a una mujer libre es de valientes…
Por eso seguimos solteras… Por eso somos una especie rara que no se conforma y que no está dispuesta a compartir su tiempo con alguien que sólo la vea como horno para bebés.
Y seguiremos siendo solteras el tiempo que sea necesario (la vida entera si es preciso), hasta que encontremos a un valiente que nos ame libres. Porque ser libre es saber estar contigo misma, amarte, valorarte y reírte de tus propios chistes.
Y no necesitar nada más. Así, desde esa perspectiva, una mujer libre no necesita sino que elige la compañía de alguien. Y esa relación es poderosa.
Así que hombres “machos” sin autoestima, absténganse de salir con mujeres libres. Nosotras tampoco queremos nada que ver con su especie.
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