Cuando eres pequeña imaginas un futuro feliz: quieres ser maestra, astronauta o médico, crees que te van a consentir siempre y que tus papás estarán juntos hasta viejitos pero, ¿qué pasa si deciden separarse?
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Mis padres se divorciaron cuando estaba entrando en la adolescencia. Tenía 14 años cuando mi vida dio un giro de 180 grados. Es muy triste que un sueño de tu niñez se desmorone aún cuando no es una decisión tuya, pero lo queramos o no, los problemas familiares nos afectan indirectamente.
Desde ese momento mi vida no fue la misma. Tengo amigos y conocidos que también han vivido el divorcio de sus padres, pero los suyos fueron cuando estaban más pequeños. Desde mi punto de vista es más difícil aceptarlo cuando estás experimentando muchos cambios hormonales y peor aún cuando la razón fue infidelidad por parte de alguno de los 2.
Aprendí que en toda relación (pareja, amistad, matrimonio) escucharse es lo más importante. Mis padres cayeron en la rutina de llegar de trabajar, comer, ver la tele y sólo preguntarse qué tal estuvo su día… No profundizaban en los problemas que presentaban en su trabajo o si necesitaban algún consejo u opinión desde otra postura.
También aprendí que el amor no se acaba, la paciencia sí. Por amor aguantamos el carácter de las personas o su forma de ser en general pero, cuando uno dice basta para hacerlo cambiar de parecer es casi imposible puesto que ya llegamos a nuestro límite y no queremos más.
Pero sin duda las lecciones que hoy en día sigo creyendo me marcaron más fueron: la culpa no es de una tercera persona, la culpa es de quien lo deja entrar. Puede que el matrimonio de mis padres fuera muy monótono y mi papá buscara la atención que mi mamá no le daba por estar cansada o por su carácter explosivo… Es algo que nunca voy a entender a pesar de las palabras de mi padre “lo entenderás cuando seas más grande”, perdón papá, nunca apoyaré tu acción.
La segunda razón es amarte a ti misma para saber que nadie merece ser engañado ni lastimado. Por mucho amor que mi madre le tuviera a mi papá no siguió con él. Me dolió ver sufrir a la persona que me dio la vida por aquél que me educó de manera exigente y dura. A pesar del doloroso proceso que mi madre tuvo para superar la situación, hoy yo le agradezco que pusiera su felicidad por encima de todo y saliera adelante por el bien de sus hijas.
A pesar de todo le agradezco mucho a mis padres. Nunca me faltó nada, tuve una buena educación, su apoyo incondicional sin importar la situación o problema pero sobre todo, les agradezco seguir en mi vida aunque sea por separado y en diferentes perspectivas.
