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Consejos que debí escuchar en los 20 para que a los 30 el amor no doliera igual

Nunca es demasiado tarde para ponerlo en práctica

Así la vida...

Las relaciones amorosas están llenas de altibajos, así como puedes tener rachas increíblemente buenas, vendrán otras que serán todo lo contrario.

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Pero, analizando un poco el pasado, lo que nos marca en los veintes, debería de hacernos más sabias en los treintas, suena fácil, pero no siempre lo es.

Sí, mucho tiene que ver la madurez y la personalidad, pero a veces el tiempo nos pone pruebas que creíamos haber superado y resulta que no, o no es tan simple como esperábamos.

1. No le ruegues a nadie que te ame como eres.

No debes suplicar por amor, no debes rogar compañía, no debes pedirle a alguien que se quede por pensar que tienes la culpa de que se quiera ir pues algo de tu forma de ser no «está bien».

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Quien te ame, debe de conocerte y aceptarte, sino no es un amor que vaya a perdurar.

2. Si no quiere estar contigo, debes dejar de querer estar con él.

Si alguien quiere alejarse de ti, deja que se vaya, no querrás contigo a alguien que no se siente pleno a tu lado, aunque duela.

3. Si él no mueve sus prioridades por ti, tú tampoco deberías hacerlo por él.

Está perfecto que tu pareja quiera meterse a cursos, ir al gimnasio, pasear a su perro, irse con sus amigos, pero si no se esfuerza igual por ti, no eres una prioridad.

Aprende a controlar tus emociones de tal manera que eso no te afecte.

Si en verdad es importante para ti, sé capaz de tenerte como tu máxima prioridad y no desgarrarte por lo que no es recíproco.

4. Si él dice «luego hablamos» deja de insistir que abra la boca.

A muchos hombres les cuesta decir lo que piensan, lo que sienten y de decirlo prefieren que sea después, cuando ellos ya manejaron la situación.

Ni modo, no puedes cambiar a nadie, estarás en tu derecho de decir que no te parece, pero estará en ellos abrirse.

5. Si te deja sola en un lugar, no merece que sigas ahí cuando regrese a buscarte.

Quien te abandona en un momento importante, no merece ser esperado a su vuelta.

6. Tu felicidad es primero.

Siempre, siempre debe ser primero, no debes anteponer su felicidad a la tuya.

7. Si te quita más paz que la que te da, eso no va a llegar a nada.

Un buen indicador de la calidad de vida que llevamos es la paz mental que tenemos, si la persona a tu lado te quita paz, la relación no tendrá un final feliz.

8. Su familia podrá amarte, pero lo importante es que él no quiera perderte.

Es bueno que su familia te acepte y estime pero quien decidirá luchar en los peores momentos, será tu pareja, mientras le falte disposición, la familia no podrá hacer nada.

9. No te culpes de más si te equivocas, quizá para ellos no significa tanto y tú piensas que sí.

Cometerás errores, sencillos y/o complejos, no seas tan dura contigo, quizá para los otros no importarán y tú podrías ser la que los lleve a otras dimensiones.

10. No le des una oportunidad a alguien que te lastimó en el pasado.

Si en alguna etapa de tu pasado, una persona te lastimó, no te des el lujo de volver a confiar ciegamente.

Si quiere una oportunidad, deberá ganársela.

11. No te convenzas de tus propias suposiciones, espera los hechos o las palabras directas.

No te creas todo lo que supones, puedes estar totalmente equivocada y hacer un problema donde no lo hay.

12. Distingue entre la relación y la persona a tu lado.

La relación es lo que ambos construyen, la persona a tu lado es un ser completamente independiente a ti, imperfecto, diferente y autónomo.

Aunque por momentos uno sea parte de lo otro, aprende a distinguir que es lo que te hace sentir feliz, triste, decepcionada, impotente, cansada… No siempre es lo mismo.

13. No te precipites.

Espera, observa, analiza, resiste, no dejes que la ansiedad, soledad o tristeza provoquen que te precipites, respira y fluye a tu propio paso.

Si te sientes identificada, podemos saber lo que estás pasando y no nos queda más que seguir adelante…

No hay culpas absolutas

Se trata de crecer y de construir una vida que nos acerque a la felicidad, no una vida perfecta.

Ahora, está en tus manos poder compartirle a alguien estas líneas o, incluso, ponerlas en práctica, nunca es demasiado tarde para hacer el bien.

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