Hacer el amor es algo mágico, algo especial, es una oportunidad que permite descubrir/construir/revivir la conexión entre las personas…
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Y, no es de cualquier conexión, pues esta va más allá del hilo rojo o de escoger la misma película sin caer en desacuerdos, es una conexión cósmica pues nos permite visitar a las estrellas gracias al placer.
Hacer el amor ex experimentar, piel con piel, nuevas fantasías y deseos…
Hacer realidad nuestros instintos más silenciosos pero más ardientes, es, sin duda, una forma de sentir la EXISTENCIA.
No sé si te ha pasado, pero incluso puedes crear esa conexión con alguien que no amas, pero estar en la cama con esa persona es la forma más deliciosa y práctica de acariciar el cielo
Sin embargo, en esta vida, mientras más velitas soplamos al pastel de cumpleaños, se sube de dificultad en todo, el amor y el sexo, no son la excepción.
Cuando encontramos a una persona que amamos y con la que además hacemos el amor, la ciencia se queda corta para analizar y sostener lo que los cuerpos sudados que recubren un corazón, son capaces de sentir.
El verdadero reto trasciende la humedad de los cuerpos y las sábanas, se escurre hasta que recubre la cotidianidad, la rutina, los mensajes, los detalles, las miradas, el alma en sí.
Vamos por la vida entregando el cuerpo a quien decidimos, pero el corazón sólo se va con quien aceptamos que perderemos la batalla esperando ganar la guerra.
Vamos por la vida descubriendo pasiones, ritmos, sabores, olores y placeres, pero cuando el corazón dice «es suficiente», comenzamos a poner en duda el encuentro íntimo o lo aceptamos sabiendo el dolor emocional que estará de por medio…
El amor es caprichoso
Pocas veces llega con lo que queremos, suele manifestarse con lo que necesitamos o lo que nos toca vivir en cada etapa, el amor no es complaciente pues reclama sacrificio, por ello, uno es quien debe construir el paraíso con ayuda de 2 manos más.
No es fácil mantener el amor fuera de la cama, pero bien vale la pena acomodar las almohadas y amar a distancia, amar sin interés, amar con el alma y con ganas de la felicidad del otro sin que el orgasmo sea el instante feliz que reine en la relación.
La intimidad no lo es todo y tiene truco, a veces nos deja aferradas a un cuerpo por miedo a perderlo; nos hace recordar cosas que quisiéramos olvidar para no añorar; perturba nuevos placeres y puede ser capaz de limitar al corazón.
La intimidad no lo es todo, pero es imprescindible para que el amor fluya, crezca, baile y se inflame de gracia y sueños por cumplir.
Mantengan la flama del amor encendida dentro y fuera de la habitación… El deseo no es el rey a complacer, la paz que da caminar de la mano de la persona amada es donde está el reto a vencer, a conquistar.
