Constantemente nos estamos llenando de mensajes de estabilidad emocional, nos estamos convenciendo de que la mejor forma de amar es con entrega pero sin apegos, que es mejor estar sola que mal acompañada y eso nos parece ¡estupendo!
Pero hay que reflexionar al respecto, todo esto tiene más sentido que nunca debido a que cada vez es más difícil encontrar a alguien con quien compartir lo que somos, lo que aspiramos tener y, además, coincidir en tiempo y espacio con una persona con la que seamos compatibles, además de que quiera lo mismo que nosotras.
Es bien sabido que cada vez hay menos matrimonios y más divorcios, Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en nuestro país, en la década de los 80 había 4 divorcios por cada 100 matrimonios; para la década de los 90 la cifra se elevó a poco más de 7 divorcios, para 2010 eran 15 divorcios por cada 100 enlaces, para el 2013 la cifra llegó a casi 19 divorcios por cada 100 matrimonios, en resumen, el 2015 se cerró con 123 mil 883 divorcios, estaríamos hablando de poco más de 22 divorcios por matrimonios celebrados.
Dejando a un lado la referencia de las separaciones, la edad en la que la mujer se está casando, si es que se casa, ha ido incrementando, no estamos diciendo que el matrimonio sea la única manera de concebir una pareja, sólo lo mencionamos como referencia del compromiso al que cada vez menos parejas quieren asumir.
Sin ir tan lejos, independientemente de que tengamos o no hijos de relaciones pasadas, hoy en día, no es tan fácil lograr un compromiso, una relación formal, y entre los factores que lo puede ocasionar están:
1. Miedo al compromiso
2. No querer arriesgar la individualidad
3. Limitaciones económicas para independizarse
No es que sólo los hombres estén rechazando el compromiso, aunque claro que es una realidad, las mujeres también están aceptando relaciones abiertas, más libres y menos complicadas pues parece que las dinámicas de pareja se han convertido en verdaderos retos, donde formalizar la relación se convierte en algo que se tiene que dar a largo plazo.
¿Qué es lo que está haciendo las relaciones tan complejas?
Parte de esto es por el uso que le damos a las herramientas que tenemos para comunicarnos, pues pareciera que estamos disponibles las 24 horas del día porque estamos acompañados por nuestros teléfonos todo el tiempo.
Pero qué pasa con que también, cuando se nos antoja desaparecer, no interactuar por estos medios tan accesibles hace más evidente el ghosting, por ende más cortante y doloroso.
Ya no sólo es ver que tu pareja no fue por ti después del trabajo, ahora es que no te llame, que no te escriba y además, que no te lea, que te deje en visto, que no responda tus mensajes privados de Facebook o que te apague el celular.
Si a eso le sumamos los factores económicos y sociales formalizar una relación es más complicado en donde es mucho mejor estar solo y ser feliz, que estar con alguien y estar en una montaña rusa de emociones.
De alguna manera somos una generación que prefiere viajar, trabajar y estudiar, llevar un estilo de vida saludable y «amar con moderación» por si no funciona.
Quizá los objetivos de vida de generaciones pasadas eran muy cuadradas y tajantes, mujeres como amas de casa, hombres como padres de familia, hoy los roles en cada caso son distintos, y los objetivos personales son tan importantes como los de pareja.
Con lo que nos quedamos es que debemos encontrar la manera de sentirnos felices diario, amarnos primero a nosotras mismas y no conformarnos hasta encontrar lo que nos haga sentirnos realizadas y si eso conlleva amar y ser amadas, debemos seguir intentando.
¿Tú qué opinas?
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