«El corazón no es de quien lo rompe, es de quien lo repara.»
Por mucho tiempo ignoré esta frase, pero en cuanto la leí supe que era de una de las verdades del amor que jamás olvidaría.
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Yo me atrevería a sumar que el corazón es de quien lo repara y que no importa las veces que te lo rompan porque siempre llegará la calma.
Tengo a mi lado a alguien que me ayudó a reparar mi corazón y se lo agradezco, estuvo ahí en el momento que menos esperé y me cambió la vida por completo.
El amor siempre me ha parecido mitad magia, mitad misterio, magia porque todo lo cambia y misterio porque a veces no entendemos cómo.
Hoy, mi corazón ha dejado atrás a aquellas personas que no supieron valorarlo y lo terminaron lastimando, he crecido con las experiencias y he aprendido a dejar ir.
Aunque no fue fácil, supe alejar las malas experiencias y convertirme en la mujer con ganas de experimentar y seguir encontrando en el amor el motor de la vida, para mi sorpresa, la vida me dejó a mi lado desde hace años a un compañero que me ayudó a reparar el pedazo de alma que faltaba sanar.
Esta persona me ayudó a perdonar y me regresó ilusiones y sueños que pensaba ya no volvería a vivir.
¡Gracias a ti por llegar a mi vida y por iluminarme con tu sonrisa!
¡Gracias por regresarme la sensación de estar enamorada y ser amada!
¡Gracias por acercarme a mi corazón y sacar del olvido las ganas de tomar de la mano a alguien para caminar en la calle y reír como loca agradeciendo estar viva!
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Gracias a ti por reparar lo que estaba marchito, abriste las cortinas de mi corazón y me regalaste la dicha de volver a creer en el amor.
Y algo me queda claro, si la vida me vuelve a sorprender con una despedida inevitable, el corazón volverá a sanar porque me niego a cerrarle las puertas al amor.
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