Basta de consejos de revista que promueven el amor fácil, en la vida «real» esa que vivimos tú y yo, encontrar a la persona «correcta» no es tan romántico ni rápido como sucede en las películas.
Si encontrar a una pareja es complicado, mantenerla es aún peor, pregúntale a tus amigas que llevan 5 años de casadas, mamá solteras o hasta tu tía la que lleva con su esposo 35 años juntos.
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Cuando vamos de decepción de decepción es fácil ver los errores de aquellos que nos lastimaron y si no encontramos el punto en el que nosotras les dimos ése poder, no sirvió de nada sufrir.
Lo que me ha enseñado la experiencia amorosa es luchar, es ser yo, es amar genuinamente y estar consciente de que siempre, SIEMPRE, estará el riesgo de que algo salga mal.
Pero, ¿qué es lo que realmente me funcionó para encontrar al hombre de mi vida? No lo sé a ciencia cierta pero lo que te cuento a continuación es lo que creo me ayudó a tener mi relación actual, en la que me siento afortunada de tener a mi lado a una persona que es imperfecta pero que amo con todo mi ser y me hace sentir amada.
1. Me equivoqué demasiado pero aprendí de los errores.
Me tocó un noviazgo con violencia, otro con adicciones, otro más me fue infiel, otro era muy egoísta, me equivoqué muchas veces, fui permisiva, miedosa, insegura y aferrada pero, por muy bobo que suene, lo que me hizo uno, no me lo hizo otro, en cuanto notaba que iba por el mismo camino me detuve porque podía imaginarme el resto de la historia.
Pienso que eso me ayudó a saber cuándo debía parar, cuando ya no merecían una segunda oportunidad.
2. Siempre di sin reserva pero esperé reciprocidad.
Nunca me quedé con ganas de nada, si quería dar un beso, lo daba; si quería regalar algo, lo hacía; si quería perdonar, perdonaba.
Nunca cambié mi esencia, sin embargo, sí era importante que ellos me hicieran sentir especial, no siempre aplica eso de dar sin esperar nada a cambio, eso no se puede llevar a cabo en el amor, está bien esperar algo a cambio, está bien querer recibir.
3. Soy yo.
Desde siempre he sido yo, nunca traté de convertirme en alguien más con el objetivo de aparentar o de lograr algo que no nazca en mis convicciones.
4. Si no me querían no me quedaba a limosnear amor.
Más de una vez me dejaron y en ninguna me quedé a ver como se iban, si ellos no querían estar conmigo, se rompía el encanto pues siempre tuve claro que no merecía sufrir por alguien que no deseaba mi compañía.
5. Me divertí conmigo todo lo que pude.
Dejé de ver mi soltería como una transición de pareja a pareja, la viví como una etapa de plenitud en la que tenía que aprovechar mi tiempo, mi energía y mi dinero en cosas que me hacían feliz.
6. Encontré mi paz.
Dijo Mahatma Gandhi: «La persona que no está en paz consigo misma, será una persona en guerra con el mundo entero». Así que me alimenté de cosas que me hacían bien emocionalmente, encontré mi paz e hice las paces conmigo.
7. Amar sabiendo que aunque sola estoy soy feliz, elijo estar con él.
Lo más valioso que encontré al final fue cuando me di cuenta de que estando feliz sola quería elegir estar con alguien y construir un nuevo concepto de felicidad.
Sí, el amor llega de forma inesperada pero también uno decide qué hacer con esas emociones y en qué transformarlas.
