El 19 de septiembre de 1985, México sufrió un catastrófico temblor, este tuvo una magnitud de 8.1, el movimiento devasto la gran parte del centro de la ciudad de México; dejando severos daños, muchos heridos y desgraciadamente también muertos.
México no estaba preparado para un desastre de ese tipo, los ciudadanos recibían un golpe bajo, casi mortal, que los dejaba muy mal heridos y con muchos sentimientos encontrados.
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El panorama era peor que una película de miedo, por todos lados se podían ver heridos, edificios y casas totalmente destruidas, árboles y autos devastados.
Aunque la situación pintaba muy mal, los mexicanos también recibieron un golpe en el corazón, que los hizo despertar, haciéndolos reaccionar, pues no se podían quedar con los brazos cruzados, ¡tenían que actuar¡ Pusieron manos a la obra y decidieron ponerse de pie.
No importaba si eras hombre, mujer, niño o anciano, si eras rico o pobre, si tu casa o tus familiares habían sufrido algún daño o no, todos estaban para ayudarse, unos a los otros.
Cada mexicano le tendió la mano a otro, la solidaridad se hizo presente, todos eran parte de esta tragedia y saldrían juntos de ella.
Todos estos relatos los escuchamos de nuestros padres y abuelos, la mitad de la población que aún no nacíamos en el 85, esperábamos no vivir algo así, pues esas historias y la forma en que nos lo contaban nuestros familiares, nos provocaba un hueco en el estómago, nuestros corazones se estremecían.
Aun recodábamos a nuestras abuelas decir; “ojalá nunca te toco hijita, es horrible ver como el mundo se viene a bajo frente a tus ojos”.
Desgraciadamente la historia se repitió…
El 19 de septiembre del 2017, un terremoto de 7.1 volvía a sacudir a la ciudad de México, justo 32 años después de aquel sismo que despertó la solidaridad de los mexicanos.
Era algo que nadie podía creer, era algo imposible que sucediera, otro temblor de una gran magnitud y en el mismo día.
Aunque esto era algo inexplicable, difícil de creer y una tragedia, los mexicanos demostramos una vez más que podemos hacerles frente a las adversidades.
«Si pudimos levantarnos en la peor tragedia, lo volveremos hacer»
Los mexicanos demostramos que estamos para ayudarnos los unos a los otros, no importando nada, somos mexicanos que estamos para sacar la casta cuando se requiera, para solidarizarnos con aquellos que estén en las peores situaciones, aunque también nosotros lo estemos.
Desde aquel terrible temblor de 1985, gracias a la ayuda de los topos y la ciudadanía, se proclamó el Día Nacional de Protección Civil.
Nadie estaba preparado para algo así, (de hecho, aún vivimos con el temor de que se repita) y aunque desgraciadamente aún no se puede predecir cuando ocurría un sismo, los mexicanos hemos demostrado que somos capaz de recuperarnos de la tragedia.
Ahora somos más conscientes de que una tragedia puede llegar a cambiar nuestra vida, que no importa quién seas, el dinero no te asegurará que salgas librado de la situación, que la esperanza nunca muere, y que encontrarás una mano amiga en donde menos lo pienses.
